Córdoba

En medio de una crisis inédita, Schiaretti sacó al ministro de Seguridad y oxigena medio gabinete

Al polémico Mosquera lo reemplaza Julián López, un sub-45 que se desempeñaba como ministro de Justicia. Un gesto a Llaryora.

 Como muy pocas veces en sus tres gestiones como gobernador, el cordobés Juan Schiaretti metió un volantazo fuerte y modificó buena parte del gabinete provincial. Y entre los cambios profundos que metió en medio de una crisis política casi inédita, se destaca la salida del polémico Alfonso Mosquera como ministro de Seguridad para ser reemplazado por Julián López, un sub-45 que venía de encabezar la cartera de Justicia y ahora absorberá, además del control de la Policía, la cartera de Gobierno.

Es decir, al igual que ocurrió en el segundo mandato de Schiaretti, se volvió a conformar el ministerio de Gobierno y Seguridad, cartera que queda en manos de López.

Asimismo, se produce, además de la salida de Mosquera, el enroque en el gabinete que saca a Facundo Torres del ministerio de Gobierno para que pase a encabezar la cartera de Empleo y Formación Profesional parte del área que controlaba la viguista Laura Jure. A quien le dejan el ministerio de Hábitat y Economía Familiar, dándole continuidad así a un vínculo clave que cultivó en los últimos dos años: la relación con las organizaciones sociales.

La salida de Mosquera era la carta que Schiaretti se guardaba para comunicar después de la elección en Marcos Juárez; aunque claro está que lo esperaba con otro resultado en las urnas. De todas formas, la sucesión de hechos de inseguridad, los episodios que evidencian la mala formación de miembros de la policía y el arranque del juicio por el homicidio de Blas Correas, el joven asesinado en agosto del 2020 a manos de la fuerza, lo dejaron en jaque.

A pesar de la afirmación del propio exministro que LPO contó hace más de un mes cuando Mosquera dijo a aquellos que pedían su dimisión que "ni lo sueñen".

Los designados por Schiaretti

El ingreso de López, que fue oficializado en la tarde de hoy junto al resto de los ministros en El Panal, oxigena el gabinete, le hace un guiño a la nueva generación PJ y significa una buena noticia para el intendente Martín Llaryora, el hombre del peronismo que irá por la sucesión en el 2023.

Porque en cuestión de semanas, y por distintos motivos, Schiaretti se desprendió de los dos ministros que tenían peor relación con Llaryora: el extitular de Salud, Diego Cardozo; y el propio Mosquera.

López, de origen delasotista y oriundo de Melo, un pueblo en el extremo sur de la provincia que lo tuvo como el intendente más joven de Córdoba en tiempos del exgobernador José Manuel de la Sota, supo cultivar una muy buena relación con Schiaretti.

Con el otro socio fundador del cordobesismo, además de hombre fuerte en Justicia cuando reemplazó a Luis Angulo, el íntimo amigo del gobernador que hoy es parte del Tribunal Superior de Justicia (TSJ), también fue legislador provincial. Y en el último tiempo sirvió de rueda de auxilio para llevar adelante las reuniones incómodas que otros compañeros de su gabinete no quisieron afrontar: con las madres de los bebés muertos en el Neonatal y con Soledad Laciar, la mamá de Blas Correas.

Eso en la superficie. Por lo bajo, tejió un vínculo importante con Sebastián López Peña, el presidente del TSJ y con muchos de los pesos pesados Tribunales. Relación que le valió la confianza de Llaryora y que enorgullece cada tanto a su gran amigo de las épocas de militancia delasotista, el vicegobernador Manuel Calvo.

Para Llaryora el ingreso de López también fue una buena noticia en lo territorial. Oriundo del sur provincial, allí donde el heredero del cordobesismo no termina de hacer pie y le va bien en números a Luis Juez y Rodrigo de Loredo, López le aportó su GPS a las últimas recorridas del intendente cordobés.

Movimiento que le sirvió, además, para sumarse a la mesa chica que tendrá injerencia en el armado 2023 desde el comando de campaña. Y un buen empujón para esto será, casi con seguridad, el operativo ‘re-re' para reconstruir la relación con los intendentes de la oposición, la gran cuenta pendiente en la gestión de Torres al frente de Gobierno.

Por último, su sucesora en la cartera judicial será Laura Echenique, quien se venía desempeñando en el ministerio como secretaria de Justicia.