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Exclusivo: Sullivan deja de lado a AMLO y quiere a Lula como nexo de la Casa Blanca con la región

Definiciones desde la Casa Blanca. El pálpito sobre la contienda de Brasil. El debate de la prisión preventiva. Sucesión sigilosa.

 El consejero de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Jake Sullivan, entiende que si Lula Da Silva es electo presidente de Brasil el mes que viene debería convertirse en el gran interlocutor de Estados Unidos con América Latina. Así lo dijo esta semana ante algunos funcionarios de gobiernos latinoaméricanos. Deja de lado así a Andrés Manuel López Obrador, a quien el asesor considera un político inteligente pero cuyos estándares de democracia no coinciden con los de Joe Biden.

Sullivan juega en un terreno complejo en la elección de Brasil. Lula culpa a los demócratas por sus problemas judiciales pero a su vez Biden prefiere a Lula de presidente por encima de Jair Bolsonaro, muy asociado a Donald Trump. Sullivan, de hecho, dice que Lula va a ganar la elección pero en segunda vuelta.

En notable, pero en la lógica de Sullivan, el hecho de que Lula haya ido a prisión, la presidente del PT Dilma Roussef fuera destituida por el Congreso, luego Lula lograra su libertad y finalmente ahora vuelva a acariciar la presidencia es una señal muy profunda de un hombre que cree en las instituciones y en el estado de derecho. A esto se agrega el detalle no menor de su compañero de fórmula, Geraldo Alckim, que fue rival de Lula en el pasado y que hoy por hoy tiene llegada a Sullivan a través de amigos comunes del Wilson Center.

En paralelo, López Obrador está dominando la actualidad por su conflicto político contra la Corte Suprema a raíz de la prisión preventiva que el presidente mexicano defiende como herramienta contra la impunidad. Washinton DC es un mundo muy amplio: mientras Sullivan y el asesor de América Latina Juan González ven esa posición con horror, en todo el complejo de seguridad creen que el sistema judicial mexicano no está listo para dejar esa modalidad de cautiverio.

La defensa de la prisión preventiva por parte de Palacio Nacional es un atajo directo para entender una tesis que Sullivan cultiva: López Obrador es similar a Bolsonaro y a Trump, o sea, ninguno de ellos cree en la democracia.

Sullivan, debe decirse, tampoco se encuentra en el mejor de los escenarios: si los republicanos avanzan en la elección de medio termino de noviembre van a querer conocer todos los detalles del desastre de la salida de Estados Unidos de Afganistán. Operación que Sullivan comandó contra el consejo de la jerarquía militar.

Otro detalle no menor: en Washington ya se mencionan algunos nombres para su reemplazo, como el embajador en Japón Emmanuel Rahm (muy compenetrado con el affaire China-Taiwan y con los nexos entre Corea del Norte y Rusia) o Susan Rice, que tuvo ese cargo con Barack Obama y fue quien le pidió a Enrique Peña Nieto la salida de Luis Videgaray luego de que este invitara a Trump a Los Pinos, en 2016.