ETA

La entrega del asesino de Miguel Ángel Blanco al País Vasco expone las presiones de Urkullu a Sánchez

Francisco Javier "Txapote" García Gaztelu nunca se arrepintió por los crímenes de sangre. Familiares de víctimas y el PP culpan a Sánchez por la política de acercamientos. Urkullu presiona al máximo por el traspaso de competencias.

 El acercamiento de 13 presos de ETA a una prisión del País Vasco, entre ellos Francisco Javier "Txapote" García Gaztelu, asesino de Miguel Ángel Blanco, llega luego de los reiterados reclamos del lehendakari Iñigo Urkullu al presidente Pedro Sánchez por el autogobierno. La decisión pone sobre la mesa las presiones del Ejecutivo vasco y la necesidad de Moncloa de asegurarse el apoyo de PNV y EH Bildu a los próximos presupuestos y los proyectos del oficialismo en el Congreso.

En el gobierno central afirman que los traslados de etarras se ajustan al compromiso asumido con la administración autonómica, como adelantó LPO a finales de 2020, pero la Asociación Víctimas del Terrorismo (AVT) acusa ahora a Sánchez de traidor por el "mazazo" que significa para las víctimas de ETA. Según AVT, "Sánchez los acerca al País Vasco y el gobierno vasco les saca de prisión concediéndoles el tercer grado". Mientras, el PP defiende que los crímenes de la banda terrorista sean considerados crímenes de lesa humanidad y, por lo tanto, imprescriptibles.

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Los populares insisten en que el gobierno de Sánchez debe seguir las recomendaciones del Parlamento Europeo para que los delitos de ETA no puedan ser amnistiables e incluso busca un resarcimiento a quienes debieron huir de Euskadi ante las amenazas del grupo terrorista. En este contexto, la inclusión de Txapote es vista como una provocación por parte del PP, Vox y los familiares de las víctimas, que dan por descontado que Urkullu lo acogerá en el Programa Hitzeman, que persigue la reinserción de los presos etarras.

 Francisco Javier "Txapote" García Gaztelu, en 2011.

Txapote está en prisión por el asesinato de 14 personas y se espera su excarcelación para febrero de 2031. Nunca demostró arrepentimiento por sus crímenes. Sin embargo, entre los acercados se cuentan a Henri Parot, autor de al menos 39 atentados con víctimas mortales, y Jon Igor Solana Matarrán, responsable por los asesinatos del concejal del PP en el Ayuntamiento de Málaga, José Martín Carpena, el entonces fiscal jefe del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía, Luis Portero, y el coronel médico del Ejército del Aire Antonio Muñoz Cariñanos. 

En este contexto, la inclusión de Txapote es vista como una provocación por parte del PP, Vox y los familiares de las víctimas, que dan por descontado que Urkullu lo acogerá en el Programa Hitzeman, que persigue la reinserción de los presos etarras

La lista la completan Ismael Berastegui, Manex Castro Zabaleta, José Antonio Zurutuza Sarasola, Aitor Agirrebarrena Beldarrain, Oscar Celarain Ortiz, Jon Bienzobas Arretxe, Juan Manuel Iciarte Gallardo, Eider Pérez Aristizabal, Juan Luis Rubenach Roig y Félix Alberto López de la Calle Gauna. De acuerdo a ATV, Sánchez autorizó 345 traslados, entre ellos 98 presos de ETA con delitos de sangre. El acercamiento de Txapote el mismo año del 25 aniversario del asesinato de Blanco es percibido como una afrenta por el PP y sus familiares.

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Lo cierto es que los primeros acercamientos se dieron antes del encuentro que Sánchez y Urkullu mantuvieron en enero de 2021, con Luis Mariñelarena, Luis Enrique Gárate Galarza, Fermín Vila Mitxelena, Jon Etxeberria Oiarbide, Imanol Inziarte Gallardo, Juan Castro Zabaleta, Juan Zubiaga Bravo y Karlos Apeztegia Jaka conducidos a prisiones próximas a Euskadi. En ese momento, el presidente dio su palabra de avanzar en traspasar las competencias reclamadas por el gobierno vasco.

  El ministro Félix Bolaños y el lehendakari Íñigo Urkullu en marzo pasado. 

Sánchez estaba ansioso por reunir los apoyos suficientes en el Congreso a poco andar la legislatura. El proceso de aproximación al País Vasco precipitó la entrega de algunos de los miembros más sanguinarios de la banda terrorista, algo que las derechas le achacan al líder socialista hasta hoy. Para el lehendakari el tema excede por lejos el reclamo competencial: se trata de administrar el post conflicto, evitar el resurgimiento de los rencores cruzados y consolidar al PNV en el rol de partido responsable del País Vasco.

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Esta semana Urkullu volvió a reclamar el traspaso de las competencias restantes -Ferrocarril de cercanías, meteorología, fondo de protección de la cinematografía, gestión del litoral, migración, y salvamento marítimo- de cara a la segunda mitad de su legislatura y apuntó a Sánchez. El autogobierno es una bandera que rinde a pocos meses de las municipales y con las autonómicas de 2024 en la cabeza de los nacionalistas vascos. El PNV tampoco quiere entregar a Bildu ningún espacio que le ayude a crecer en las urnas.