Política

Seade quedó muy expuesto en el libro de Kushner y AMLO analiza su salida de la embajada en China

Revelaciones inquietantes y expectativas incumplidas. Desorientación en el gabinete.

 El libro de próxima aparición de Jared Kushner, ex asesor de la Casa Blanca y yerno de Donald Trump, dejó muy expuesto al actual embajador mexicano en China, Jesús Seade. En Breaking history: a White House Memoir, se relata que Seade fue absolutamente funcional al gobierno de Estados Unidos en la negociación final del T-MEC, incluso en desmedro de la estrategia mexicana que esgrimían Ildefonso Guajardo y Luis Videgaray.

En Palacio Nacional se tomó nota del relato y, aunque nada se dirá abiertamente, existe un malestar creciente con Seade, que ya había comenzado hace dos semanas, con la activación de los paneles de consulta del T-MEC que exponen al país a fuertes sanciones. Las estimaciones van de los 10 a los 30 mil millones de dólares.

La idea que subyace es que Seade, bajo el entendido de que Trump sería reelecto, quería sumar puntos con los republicanos con la lógica de poder ser titular de la OMC, donde el aval del entonces representante comercial Robert Lighthizer, sería fundamental.

Pero nada sucedió. El entonces subsecretario para América del Norte vió desaparecer su dependencia, no logró ser secretario de Economía, ni canciller ni mucho menos titular de la OMC, donde quedó eliminado en la primera ronda de votaciones. Finalmente fue enviado a la embajada en China, país que conocía bien desde antes de ingresar a la 4T.

Por estas horas Andrés Manuel López Obrador está analizando dos posibilidades respecto al embajador: o bien aplicar un cese fulminante y despedirlo del cargo o, como medida menos extrema, convocarlo al país y designarlo asesor especial para lo que viene en el T-MEC.

Los paneles de consulta generan desorientación en el Gobierno. Tatiana Clouthier, además de la impericia técnica, en sus conversaciones con empresarios no da muestra de manejar completamente la cuestión ni los procedimientos que se aplicarán. 

El canciller Marcelo Ebrard expone una visión más acabada pero también cierto desinterés, vinculado a su retroceso en las preferencias políticas para la sucesión presidencial