El desembarco de Massa

Tiempo de construir confianza y esperanza

Es tiempo de abrir un espacio de expectativa, aunque más no sea por curiosidad.

Es tiempo de abrir un espacio de expectativa, aunque más no sea breve, frente a una nueva circunstancia de la siempre impredecible dinámica política nacional. Es tiempo de mostrar magnanimidad, sino por nobleza aunque más no sea por curiosidad. 

Es momento de deponer prejuicios y pensamientos conspirativos. En especial, aquellos que por simples y ramplones se hacen pegadizos, que quiere decir "virales", y que en lugar de mostrar gracia y creatividad, como suponen quienes los acometen, exponen casi el total de su estupidez, porque siempre hay margen para un poco más. 

El ejercicio del mal agüero es enfermizo y contagioso; en él se confunden el pronóstico con el deseo, lo que habla mal de quienes lo practican, en especial si tienen una propia historia que merezca ser criticada. 

Es tiempo de mostrar magnanimidad, sino por nobleza aunque más no sea por curiosidad. Es un tiempo corto, claro, en el que el protagonista tendrá que volar para levantar dos pilares inmediatos, sin los cuales arriba no podrá construir nada. El primero la confianza y solo después podrá levantar el segundo, el de la esperanza. 

Es tiempo de observar, evaluar y recién después opinar. Es un tiempo corto, claro, en el que el protagonista tendrá que volar para levantar, de a uno, dos pilares inmediatos, sin los cuales arriba no podrá construir nada.

El primero, el de la confianza, que, como el amor, no se pide, se gana, se inspira. Solo después podrá levantar el segundo, el de la esperanza. 

Recién con la confianza y la esperanza instaladas, no sólo en los "operadores" y "agentes" interesados sino en la comunidad toda, se habrá abierto quizá la posibilidad de un tiempo de prosperidad. Por el momento, en el mejor de los casos, a falta de los valores señalados, sólo impera una expectativa.