Diplomacia

EU en campaña: Biden se mueve al centro y Ebrard espera nuevas tensiones con López Obrador

El presidente demócrata tras la estela de Clinton y Obama. La no visista a México de Erdogan.

Joe Biden comienza a esbozar un giro hacia el centro para tomar distancia de los grupos más extremos de su partido y buscar una mínima competitividad en las elecciones de noviembre, donde se define la segunda mitad de su administración. Esto es registrado por la Cancillería mexicana donde ya anticipan nuevos escenarios de conflicto de Andrés Manuel López Obrador con los demócratas.

Biden comienza a transitar un sendero en el cual va a marcar distancia de ideas como recortar los recursos policiáles en las ciudades, reducirá su exposición a la agenda de género, apaciguará su conflicto con el sector de energías convencionales y, en lugar de flexibilizar las normas migratorias en la frontera sur, probablemente las endurecerá, lo cual choca con el reclamo de mexicano de cientos de miles de visas para trabajadores.

Hay señales de un giro incipiente.  Los demócratas de Texas dejaron de hablar de energías verdes (fundamentalmente Beto O´ Rourke). En San Francisco el electorado rechazó a un fiscal de distrito que era destacado por ideas liberales. En Arizona la senadora demócrata Kyrsten Sinema se muestra cada vez más cercana a crear grupos bipartidistas con los republicanos. 

Biden, hundido en los índices de aprobación, se empieza a asemejar a lo sucedido en los gobiernos de Bill Clinton y Barack Obama: llegaron al poder gracias a las bases más radicales de su partido y una vez en la Casa Blanca giraron hacia el centro.

En esa trayectoria se espera la colisión con López Obrador. Los demócratas no creen en grandes diferencias entre Jair Bolsonaro o el presidente mexicano. En la óptica del Departamento de Estado son dos populistas que no creen en la democracia. El mismo mensaje que comenzará a tomar fuerza rumbo a noviembre.

Los demócratas, según entiende la diplomacia mexicana, comienzan a preparar un escenario en el cual ellos puedan presentarse como los garantes del sistema democrático, el libre mercado y las instituciones. El reclamo de paneles de consulta por supuestas violaciones del gobierno mexicano al T-MEC está inscripto en esa misma tónica. Es la oportunidad de cuestionar el nacionalismo económico, los oligopolios y la falta de institucionalidad en el gobierno de López Obrador.

Marcelo Ebrard lo comprende. Por eso también, aunque nunca lo podrá admitir en voz alta, la suspensión de la llegada del presidente turco Recep Erdogan a la CDMX. Este mandatario, cuyo país integra la OTAN, coquetea con Rusia a Irán y tenerlo en el país de visista hubiera sido un nuevo frente de conflicto. El viaje se reprogramó hacia un futuro incierto.

Del lado mexicano la pelea ahora va por más y también por motivos electorales. El presidente cree que la polarización con Estados Unidos le puede funcionar en terminos electorales y no dejará de cultivar su narrativa crítica, aunque al mismo tiempo tilde a Biden de ser "un buen hombre".