Ambiente

Alerta máxima por los incendios en las islas del Paraná frente al Gran Rosario

Solo este jueves ardían más de dos mil hectáreas.

 Las islas frente al Gran Rosario forman parte del Humedal Delta del Paraná, una de las principales reservas ecológicas del país que las malas prácticas ganaderas y el desarrollo inmobiliario sin ningún tipo de planificación pusieron bajo amenaza, explican desde el Observatorio Ambiental de la Universidad Nacional de Rosario (UNR).

Es que la quema intencional de pastizales naturales se comenzaron a extender a partir de 2008 pero no fue hasta el 2020 que con la bajante histórica del río Paraná quedaron expuestas áreas inmensas y en consecuencia, los incendios se intensificaron. En aquel año, en medio de la pandemia y con la cuarentena estricta, los rosarinos y el Cordón Industrial vivieron bajo el humo durante los meses más secos.

Los especialistas relevaron que en 2020 se perdieron 400 mil hectáreas, otras 300 mil en 2021 y en lo que va de este año, ya son más de 100 las arrasadas. Este jueves, se contabilizaron dos mil hectáreas afectadas por las llamas que ofrecían un panorama dantesco a las brigadas que trabajan a destajo para detener el avance del fuego.

 Los especialistas relevaron que en 2020 se perdieron 400 mil hectáreas, otras 300 mil en 2021 y en lo que va de este año, ya son más de 100 las arrasadas. Este jueves, se contabilizaron dos mil hectáreas afectadas por las llamas que ofrecían un panorama dantesco a las brigadas que trabajan a destajo para detener el avance del fuego 

Desde el Observatorio Ambiental destacan el desempeño de los brigadistas pero señalan la ausencia de políticas preventivas y responsabilizan tanto al gobierno nacional como a los gobernadores de Santa Fe, Buenos Aires y Entre Ríos y sus respectivos ministerios competentes por no haber activado el Comité de Emergencia Ambiental que es interjurisdiccional entre las provincias mencionadas y que fue ordenado por la Corte Suprema en 2020 cuando el tema llegó al máximo tribunal.

En teoría, ese Comité debería planificar las políticas ambientales a través del PIECAS -Plan Integral Estratégico para la Conservación y Aprovechamiento Sostenible en el Delta del Paraná- sin embargo, Matías De Bueno, responsable del Observatorio de la UNR, señaló que no existen precedentes de acefalía en políticas ambientales.

Columna de humo proveniente de las islas

"Es alevosía lo que está sucediendo. Solo mandan brigadistas, no hay plan de cortafuegos ni un programa para aprovechar el material combustible que son un recurso muy valioso. Tampoco hay alguna idea sobre un plan de biocombustibles que ayude a prevenir incendios utilizando los miles de kilómetros de biomasa seca. Lo único que hay ahora es detectar el foco e ir a pelear. Es David contra Goliat", dijo De Bueno en diálogo con La Política Online.

Para atacar los incendios se disponen de aviones y helicópteros y brigadistas que llegan por turno de unos 25 operarios cada uno que llevan herramientas manuales como palas, machetes o azadas y lo que están reclamando es la presencia de maquinaria pesada porque los cortafuegos se hacen a mano.

 Solo mandan brigadistas, no hay plan de cortafuegos ni un programa para aprovechar el material combustible que son un recurso muy valioso. Tampoco hay alguna idea sobre un plan de biocombustibles que ayude a prevenir incendios utilizando los miles de kilómetros de biomasa seca. Lo único que hay ahora es detectar el foco e ir a pelear. Es David contra Goliat 

Desde la Municipalidad de Rosario y el gobierno de Santa Fe hicieron presentaciones judiciales en los Tribunales de Entre Ríos para que se investiguen y se condenen a los responsables ya que está comprobado que más del 90% de los incendios son intencionales. Las denuncias se acumulan en los despachos judiciales pero no hay soluciones ni políticas preventivas, se quejaron los ambientalistas.

Es que las grandes ausencias en el tema son las del Ministerio de Ambiente nacional, a cargo de Juan Cabandié, y las del gobernador Gustavo Bordet de quien depende la jurisdicción de las islas que están ardiendo. Por su parte, la ministra de Ambiente de Santa Fe, Erika Gonnet, nunca respondió a este medio que intentó contactarla en varias oportunidades.

Mientras tanto, la calidad del aire que respiran los pobladores del Gran Rosario depende del capricho del viento. Entre el martes y el jueves, la densidad de las columnas de humo era tal que trasladaban cenizas y material carbonizado de tamaño considerable. En consecuencia, desde el Observatorio Ambiental están monitoreando la contaminación atmosférica para tener registros científicos.

Además, se hacen relevamientos y se comparan la cantidad y variedad de insectos entre lotes quemados y los que no, donde se advierten una reducción muy importante de los tipos de bichos que prevalecen tras el fuego.

"En la mayoría de los lugares por donde pasa el fuego, llega el ganado. No estamos en contra de las actividades productivas sino que tienen que ser sustentables. La quema es un método que no se utiliza más y la Corte Suprema lo declaró ilegal", explicó De Bueno.

Tierra arrasada por el fuego

Según el especialista, el fenómeno genérico que se está produciendo en las islas es el cambio en el uso del suelo de manera arbitraria donde se queman grandes extensiones de los humedales y al tiempo aparece la ganadería y en menor medida, emprendimientos inmobiliarios.

"El 30 de junio pasado, la multisectorial "El Paraná no se toca", con sus drones detectaron a cuatro jinetes que salían al galope desde una zona que empezaba a activarse un foco "pero ninguna autoridad se preocupó por encontrar a esas personas para saber para quienes trabajaban o el motivo", contó De Bueno.

Lo cierto es que año tras año se renuevan las promesas de desplegar en el humedal medidas de control, monitoreo y prevención de incendios pero nunca se llegan a concretar. De hecho, una de las medidas que había acordado el ministro Cabandié con los gobernadores Perotti y Bordet era la instalación de "faros de conservación".

Según describe el Ministerio de Ambiente, estos faros "a través de la asignación de recursos, equipos de monitoreo ambiental y de comunicación, más la presencia permanente de guardaparques y brigadistas de la Administración de Parques Nacionales, desplegar un plan de detección temprana, prevención y disuasión de incendios que posibilite, mediante el patrullaje aéreo, terrestre y fluvial, detectar, informar y combatir focos". Sin embargo, los ambientalistas aseguran que no es suficiente.