Batakis quiere que el Congreso apruebe la renta inesperada para mejorar la recaudación
Silvina Batakis espera que el Congreso le facilite un paquete de leyes para el segundo semestre, tal como le anticipó el jueves a Sergio Massa y empezó a anunciar este lunes, en una conferencia en la que mostró fortalecidos el presidente del Banco Central Miguel Pesce y la titular de la AFIP Mercedes Marcó del Pont.
Así lo entendieron los legisladores cercanos a Alberto Fernández, que retomaron el diálogo tras la salida de Martín Guzmán y Matías Kulfas. Recordaron que Pesce y Marcó del Pont son los otros dos funcionarios apuntados por Cristina Kirchner, pero se quedaron y formaron parte de los anuncios por decisión del presidente. La interna no cede y complicará las negociaciones de la flamante ministra.
La "agenda Batakis" se activará en agosto en la Cámara de Diputados con el proyecto anunciado para reformar el artículo 8 de la ley de administración financiera, para que los presupuestos de cada uno de los organismos puedan ingresar en la planificación del Estado nacional y de esa manera se pueda controlar el gasto en tiempo real, bajar el déficit fiscal y cumplir con las metas trimestrales del FMI.
Batakis anunció un ajuste del gasto y un comité para la crisis de la deuda en pesos
La ministra le anunció el proyecto a Massa y lo detalló en la presentación, en la que dejó claro que el acuerdo con el Fondo no se abandona, aunque ni para la oposición ni para el kirchnerismo es cumplible.
De está manera, además de la segmentación de tarifas, intentará bajar el gasto con un sistema de cuentas únicas "para que todas las erogaciones en efectivo salgan de una caja central". Se trata de unos 600.000 millones anuales que Batakis quiere tener bien detallados.
En el Congreso la ministra ya hizo saber que quiere el avance de la ley de renta inesperada para aumentar la recaudación. Necesita los votos de la izquierda, el socialismo y de algunos gobernadores opositores, que estarían beneficiados por la coparticipación de la recaudación. Massa dijo que no era posible.
Para hacerlo más atractivo y dejar en peor situación a los opositores que no quieran votar, en el Gobierno trabajan con algunos diputados afines para que la recaudación tenga como asignación específica planes alimentarios para las infancias vulnerables que se implementen en cada provincia, algunas sin rojo en sus cuentas.
Si el debate en agosto se demora se superpondrá con el del presupuesto 2023, que Batakis presentará el 15 de septiembre en el salón Delia Parodi de Diputados, una tradición que sólo se interrumpió el año pasado porque Guzmán no fue invitado.
Las salidas del ex ministro de Hacienda y de Kulfas sorprendieron en el Congreso pero resultaron un alivio para quienes no eran parte de las internas y las sufrían, porque se paralizaba la agenda.
Para reactivarla ambos tuvieron que ser vetados de las reuniones de comisión que trataron proyectos como la promoción a la industria automotriz y el compre argentino. Debieron enviar a sus segundas líneas.
Máximo aceptó aprobarlas después de varias charlas con sus pares, pero no soportó que haya modificaciones de Juntos por el Cambio en la ley automotriz y se fue del recinto cuando se votaban los artículos en particular. No dejó testimonio de su rebeldía, porque se aprobaron a mano alzada.
El ex ministro de Hacienda tampoco fue consultado por la moratoria previsional aprobada en el Senado, que empezó a tratarse en la comisión de Previsión Social de Diputados la semana pasada. Su presidenta, la kirchnerista Marisa Uceda, no descartó invitar a Batakis. Si bien el costo fiscal es ínfimo, según los cálculos de Anses, la ley consolida las edades de retiro (60 años para las mujeres y 65 para los hombres), sobre todo porque amplia la moratoria a los activos de 50 años con deudas.
Massa junto a Manzur en los festejos por el 9 de Julio en Tucumán.
Un sensación de pausa a las internas se vivió el viernes y el sábado entre la veintena de diputados que fueron a Tucumán a celebrar el 9 de julio, uno de ellos el jefe de bloque Germán Martínez. Tuvieron una agenda armada por el jefe de Gabinete Juan Manzur que incluyó visitas a fábricas locales y cena en la gobernación.
Massa llegó el sábado y no fue ninguno de los diputados cercanos a la vicepresidente, pese a que fueron invitados por celebrase el Encuentro de la Red Federal de Concejalas, que tuvo como una de las organizadoras a la diputada Victoria Tolosa Paz, de diálogo permanente con Alberto Fernández.
El kirchnerista líder de la CTA también llama a movilizar contra Batakis
Pero los legisladores tienen claro que las internas no finalizaron, porque hay sectores que ya resisten a Batakis como la CTA de Hugo Yasky y Juan Grabois, quienes el miércoles le dejarán dos reclamos: un salario universal y un aumento de los haberes privados, por decreto. La ministra ya avisó que los compromisos fiscales no le permiten ni pensarlo y así lo plasmará en su presupuesto.
"La radicalización la suspende Máximo, pero la activan ellos. Y así va a ser", interpretan los más albertistas. Aceptan que quedan otros funcionarios resistidos como Marcó del Pont, a quien no le perdonan haber congelado la reglamentación de las leyes que beneficios fiscales como la subas de los mínimos del impuesto a las Ganancias. Cumplía una orden de Guzmán.
Como parte de esa tensión, Diputados nunca trató su ley de monotributo social presentada en diciembre, que tenía algunos aspectos incluidos en el alivio fiscal sancionado hace 15 días y propuesto por Massa, como bajar el gasto fiscal de las categorías más bajas.
Pero el proyecto congelado también faculta a la AFIP a otorgar la preferencia a grupos de trabajadores, en lo que se denomina como "un puente a la inclusión", un esquema de transición de 4 años. Grabois creía que se trataba de un traje a medida para el Movimiento Evita de Emilio Pérsico y hubo gestiones para que lo aclarara con Marcó del Pont. Sino, la ley no sale.
El proyecto de la jefa de la AFIP plantea además una baja gradual del componente impositivo a las categorías A, B y C, pero las dos primeras quedaron exceptuadas de pagarlos en la ley de Massa, reglamentada al otro día de la renuncia de Guzmán. No fue casualidad.
El presidente del Banco Central, Miguel Pesce en una reunión con banqueros nacionales.
Otro funcionario resistido que tuvo lugar en la mesa de Batakis fue Pesce, fortalecido además por la salida de Guzmán, con quien no llevaba nada bien. Cristina le recrimina haber logrado congelar la ley que exceptúa del secreto bancario a la AFIP, el Banco Central, el Congreso y el Poder Ejecutivo.
Fue promovida por Oscar Parrilli, quien convenció a Cristina que así se puede rastrear a los argentinos que giraron dólares al exterior y nunca los declararon, que según informes del Banco Mundial alcanzarían los 350 mil millones, casi 10 veces las reservas del Central.
Con un impuesto del 20 por ciento, calcula, se le paga al FMI. Así lo propone una ley que se aprobó en el Senado y espera tratarse en Diputados. No será de mucha utilidad si los supuestos evasores no sienten que puedan ser descubiertos y por eso fue acompañada del proyecto para abrir esos secretos.
Para Pesce se puede generar una corrida bancaria, Alberto está de acuerdo y logró que fuera cajoneado. Hubo intentos de redacción alternativa para convencerlo, como aclarar que el secreto bancario sólo tenía excepciones, pero no hubo caso. Nada de eso cambió. El líder del Central sigue fuerte.