Parrilli impulsa al general López Blanco para conducir el Ejército y activa la interna militar
El senador Oscar Parrilli viene desarrollando una estrategia para meterse en las Fuerzas Armadas con un esquema de poder afín. La decisión del Gobierno de reactivar el FONDEF (el millonario fondo creado para reequipar las deterioradas fuerzas armadas) le añade interés al tema. Son licitaciones multimillonarias.
La estrategia se activó apenas asumió Alberto Fernández y se designaron los nuevos mandos militares. A fines del año pasado cuando se reemplazó al jefe del Ejército, Parrilli se movió para tratar de nombrar al frente a la fuerza al general Diego Martín López Blanco, actual número dos del Estado Mayor. Se conocen de los años en los que Parrilli fue secretario General de la Presidencia de Cristina Kirchner y López Blanco ocupaba la jefatura del Regimiento de Granaderos "Custodia Presidencial".
López Blanco es un militar con iniciativa, que creó una empresa de seguridad, que presta servicios en el ámbito privado y en organismos públicos.
Pero Parrilli enfrenta su propia interna. La promoción de López Blanco no es sencilla en el kirchnerismo, explicaron a LPO fuentes militares, porque en el Instituto Patria causó inquietud cuando se enteraron que su suegro, el también militar José Rodolfo Baneta, fue secretario del último presidente de la Dictadura, el general Reinaldo Bignone.
El gobernador de Santiago del Estero, Gerardo Zamora y el general López Blanco.
En la interna militar, los adversarios de López Blanco le enrostran una supuesta inacción ante algunos episodios de abusos de autoridad, que cobraron relevancia por el desgraciado hecho de Paso de los Libres. Nada de esto está probado, pero refleja el grado de interna que empezó a crecer en el Ejército donde se habla de la intención.
En la conducción del Ejército sospechan que se ha iniciado un operativo de desgate para generar la necesidad de un recambio que permita impulsar a López Blanco, agregaron a LPO las fuentes consultadas.
Se trata, por supuesto, de una interna que está lejísimos de las prioridad de una coyuntura política que quema al oficialismo, pero existe. En el Ejército sospechan que la demora en aprobar ciertos pliegos de ascensos de militares es otra manera de desgatar a la actual conducción del arma.