Dimisión en Reino Unido

La caída de Boris Johnson agudiza la crisis de los conservadores y abre una feroz disputa por la sucesión

Johnson no pudo resistir en el cargo y se enciende la interna para definir el sucesor.

 Boris Johnson ya no será primer ministro del Reino Unido. El hasta ahora líder de los conservadores reconoció este mediodía que ha perdido el respaldo del partido y apenas puede recomponer un gobierno vaciado. Desde el lunes renunciaron más de 50 funcionarios para forzarlo a dimitir. La presión hizo efecto después de meses de escándalos que implicaban directa o indirectamente a Johnson: la violación a las restricciones en pandemia, la indulgencia con diputados propios que miraban porno en el Parlamento y el encubrimiento de un destacado miembro del partido, Chris Pincher, por acoso sexual.

El discurso de Johnson fue breve y apuntó al "instinto de rebaño poderoso" dentro del partido. Pero también reconoció que nadie es indispensable en política y se comprometió a apoyar al próximo jefe de los conservadores. El problema es que los diputados oficialistas no quieren que Johnson permanezca al frente del gobierno hasta octubre, cuando el congreso partidario deberá elegir a su sucesor, y proponen que el viceprimer ministro Dominic Raab quede a cargo del Ejecutivo.

Boris Johnson a punto de caer por el pornoescándalo: masiva renuncia de funcionarios

"Los conservadores deben dirimir si Johnson se queda como primer ministro interino o si lo reemplaza alguna figura de recambio que no compita para ser jefe del partido. Se espera que el gremio de los diputados conservadores, el Comité 1922, ajuste el procedimiento de elección de líderes", explica a LPO Guillermo Makin, doctor en Ciencia Política por la Universidad de Cambridge. Los miembros del Comité buscan evitar que la carrera por la sucesión genere mayores divisiones.

Dominic Raab, viceprimer ministro británico.

Mientras los conservadores se preguntan cómo hacer para desbancar a Johnson del puesto, los candidatos a sucederlo dejaron entrever sus intenciones. Nadhim Zahawi fue designado ministro de Economía tras la deserción de Rishi Sunak. Poco después de entrar en funciones, Zahawi le pidió a Johnson que renunciara. Sajid Javid, hasta esta semana titular de Salud, también se sumó a la carrera luego de un discurso lapidario contra el primer ministro en la Cámara de los Comunes. "El problema comienza desde arriba", le dejó en claro a Johnson. 

Existe un consenso implícito entre los conservadores: la crisis de gobierno y la transición necesariamente tendrá que resolverse dentro de los límites del partido

Ben Wallace, ministro de Defensa, y su antecesora en el cargo, Penny Mordaunt, buscan hacerse un lugar en la interna, con buenas perspectivas según la última encuesta de la consultora YouGov (fundada por Zahawi). El excanciller de Theresa May, Jeremy Hunt, se enfrentó a Johnson en las primarias de 2019 y se convirtió en su principal rival dentro de las filas conservadoras por reivindicar la permanencia del Reino Unido en la UE. Hoy vuelve a ser un nombre competitivo. Y la actual canciller Liz Truss acortó su gira por Indonesia para anotarse en la sucesión.

La canciller Liz Truss acortó su viaje a Indonesia para sumarse a la interna conservadora. 

Existe un consenso implícito entre los conservadores: la crisis de gobierno y la transición necesariamente tendrá que resolverse dentro de los límites del partido. Esto significa que los diputados oficialistas no piensan apoyar la moción de censura que propone el líder de la oposición, el laborista Keir Starmer, para sacar a Johnson de Downing Street. Esa jugada desembocaría en elecciones generales adelantadas, y el laborismo tienen más posibilidades de ganarlas.

Los conservadores británicos buscan alternativas para echar a Boris Johnson

Makin asegura que "no hay nadie en una posición dominante" dentro del Partido Conservador, por lo que el sucesor o sucesora de Johnson se perfilará recién en las próximas semanas. "Hay inestabilidad en el país. Los laboristas también están en crisis. El partido creció en número de miembros durante el liderazgo de Jeremy Corbyn, pero Starmer ha desilusionado al electorado. Incluso con las elecciones parciales del último mes (donde perdieron los conservadores), no hay indicio de que el Partido Laborista llegue a gobernar", señala.

Keir Starmer, líder de la oposición laborista, adelantó que si Johnson no renuncia presentará una moción de censura. 

"Muchos diputados conservadores piensan que van a perder sus bancas, lo que explica la movida contra Johnson, con varias arremetidas en los últimos meses. Si el sucesor de Johnson logra convencer a los votantes de que el Partido Conservador es mejor que un Partido Laborista deslucido, no es imposible que continúen en el gobierno", continúa el analista. Para los conservadores está en juego la permanencia en el poder después de 12 años ininterrumpidos. 

Muchos diputados conservadores piensan que van a perder sus bancas, lo que explica la movida contra Johnson. Si el sucesor logra convencer a los votantes de que el Partido Conservador es mejor que un Partido Laborista deslucido, no es imposible que continúen en el gobierno

David Cameron llegó al cargo en mayo de 2010 y dimitió en julio de 2016, luego de que el referendo por el Brexit terminara con la salida del bloque. Theresa May intentó capitanear los términos del divorcio con Europa, pero una revuelta interna capitalizada por Johnson forzó su renuncia en julio de 2019. Con todo, el Partido Conservador es la fuerza dominante de la última década. Johnson llegó a conquistar votantes tradicionales de otros partidos en las generales de hace apenas dos años y medio. El último primer ministro laborista fue Gordon Brown, que soportó unos años tras la caída de Tony Blair.

Las peores horas de Boris Johnson

Los conservadores no quieren una interna confrontativa porque quieren seguir gobernando. Poco les importan las amenazas de Starmer, que no prosperarán sin el aval del oficialismo, o el pedido del exprimer ministro John Major para desalojar a Johnson sin dilaciones. Todavía creen ser capaces de enmendar una crisis general que ellos mismos fabricaron con el Brexit.