4T

Martí coloca a sus operadores y se fortalece en CDMX, mientras otras tribus pierden influencia

El reproche de Patricia Ruiz Anchondo, recién nombrada embajadora en Colombia por la Cancillería. Los capitanes de Sheinbaum al mando de Martí.

Martí Batres voló alto cuando llegó al Senado de la República. Por primera vez en su carrera política el morenista tuvo la oportunidad de liderar al grupo político que integra su familia, lejos de la grilla partidista o la guerra intestina en la administración pública. Como senador, el morenista reafirmó su poder como patriarca.

Pero se desgastó muy pronto en la Cámara Alta al disputar el mando al senador Ricardo Monreal, a quien intentó despojar de la Presidencia de la Junta de Coordinación Política boicoteando la postulación de Mónica Fernández Balboa a la Mesa Directiva. Su grupo, diezmado, apenas lo integraban ocho o siete senadores.

Luego de las elecciones intermedias de 2021, donde Morena perdió más de la mitad de las alcaldías de la Ciudad de México, la jefa de gobierno Claudia Sheinbaum convocó a sus capitanes leales para combatir al mancerismo, al panismo y al priismo que se habían disfrazado de monrealistas, y se infiltraron hasta el fondo en el obradorismo chilango, como ocurrió en las alcaldías de Cuauhtémoc, Coyoacán y Tlalpan. 

Cuevas dice que no la van a sacar de la Cuauhtémoc: "Nunca me verán doblegarme"

A estos capitanes, Sheinbaum los puso a las órdenes de Martí Batres, rescatado de sus líos en el Senado y quien relevó a Alfonso Suárez del Real, cuyos resultados al frente de la gestión con los alcaldes de la capital del país están a la vista. No obstante, con la designación de Martí en la Secretaría el mensaje fue claro para la clase política: quienes no trabajen para la campaña rumbo a 2024, serán desplazados. 

Desde antes de julio de 2021, los simpatizantes de Monreal fueron apartados a un segundo plano para dar paso a los Bejarano-Padierna, a Julio César Moreno, a Juan Hugo de la Rosa, y a otros caciques del oriente y poniente capitalino. A su vez, Ebrard perdió tracción cuando Vidal Llerenas quedó fuera de Azcapotzalco y cuando Gerardo Villanueva Albarrán fue relegado de la candidatura en Coyoacán frente a Carlos Castillo.

Todos estos movimientos cargados de mensajes políticos se reforzaron en septiembre del año pasado, cuando Sheinbaum anunció la incorporación de la ebrardista Paola Félix Rojas al frente de la Secretaría de Turismo y del monrealista José Luis Rodríguez Díaz de León en la cartera de la Secretaría del Trabajo y Fomento al Empleo, entre otras designaciones que afianzaron el control político de los Batres.

Con Valentina Batres dirigiendo a un grupo de diputados en el Congreso de la CDMX, conviviendo con los aliados de Martha Ávila; con la amistad del coordinador del Partido Verde, el diputado local Jesús Sesma; con el respaldo de los alcaldes de Gustavo A. Madero e Iztacalco (Francisco Chíguil y Armando Quintero); y supervisando las decisiones que toma Tomás Pliego en la dirección estatal de Morena, Martí está hoy donde quería estar hace años, con la influencia que siempre quiso tener.

Al menos eso reveló Patricia Ruiz Anchondo, recién nombrada embajadora en Colombia por el canciller Marcelo Ebrard, el cual le tendió una mano luego de que fue despedida de la Procuraduría Social (Prosoc) de CDMX, o en sus palabras, "no me despidieron, me movieron de la Prosoc para dársela a un grupo político de reciente incorporación al movimiento de la 4T".

Lo anterior en referencia a la designación de Claudia Galaviz Sánchez como Procuradora por órdenes de Martí Batres. Antes de 2021, Galaviz fue jefa de Oficina de la alcaldía Miguel Hidalgo hasta que Víctor Hugo Romo se lanzó a la reelección, la cual perdió aunque después consiguió un empleo como asesor del Gobierno de la Ciudad en la nómina de la Secretaría de Gobierno. No sólo Monreal, también Ebrard ve disminuida su influencia, mientras Martí prepara su campaña rumbo a la Jefatura de Gobierno en 2024.