Reino Unido

Los conservadores británicos buscan alternativas para echar a Boris Johnson

Después de superar una moción de confianza interna, el primer ministro podría enfrentarse a un número creciente de diputados conservadores que intenta reemplazarlo.

 Boris Johnson salvó su continuidad en el cargo, pero la pregunta es hasta cuándo permanecerá. El primer ministro británico consiguió ayer lunes el respaldo de 211 de los 359 diputados del Partido Conservador, si bien 148 rechazaron su liderazgo. Ahora Johnson tiene cada vez menos margen de maniobra para convencer a los propios sobre una gestión accidentada, marcada por los efectos del Brexit y el escándalo del partygate. Ningún otro primer ministro pudo sobrevivir demasiado tiempo después de una moción de confianza de su partido. El todavía líder conservador conoce los antecedentes y buscará capitalizar el apoyo logrado hace menos de 24 horas.

Este martes, Johnson encabezó una reunión de gabinete y llamó a sus ministros a enfocarse en "sacar el país adelante", un intento por volver a la normalidad. Sin embargo, los parlamentarios conservadores que desafiaron la conducción del primer ministro exigen cambios en el gabinete, comenzando por reemplazar a aquellas figuras divisivas como la ministra de Cultura, Nadine Dorries, o a los leales como el titular de Educación, Nadhim Zahawi. Los defensores de Johnson, en cambio, lo animan a aprovechar el resultado para depurar el gobierno de "traidores", una fórmula nada ilógica tras una victoria pírrica.

Es difícil que Johnson avance en este sentido. El 41% de los diputados conservadores le dio la espalda en la votación del lunes. Cuando su antecesora, Theresa May, salió airosa de una moción de confianza en 2018, con menos votos en contra de los que acaba de obtener Johnson, pensaba que podía retomar la disciplina partidaria, pero seis meses después estaba fuera de Downing Street. Lo mismo ocurrió con otra primera ministra conservadora, Margaret Thatcher, que renunció antes de ser destituida por sus adversarios internos.

Las peores horas de Boris Johnson

Como apuntó LPO, el premier británico apenas pudo trazar un horizonte para el país una vez que concretó la separación con la Unión Europea. La pandemia y la guerra en Ucrania aceleraron el deterioro de los ingresos de los británicos y arrinconaron a Johnson, que más tarde quedó expuesto por violar las medidas de confinamiento en plena crisis sanitaria. El primer ministro fue perdiendo popularidad y la oposición le arrebató al Partido Conservador circunscripciones clave en las elecciones municipales de mayo. Los diputados conservadores temen quedarse sin sus bancas en el Parlamento si siguen sosteniendo a Johnson, un escenario realista si se tiene en cuenta que el laborismo viene creciendo en las encuestas.

Si Johnson no consigue frenar las especulaciones sobre su reemplazo y retomar la iniciativa política, algo que no depende enteramente de su voluntad, podría enfrentarse a sus últimos meses como primer ministro

La deriva de Johnson explica por qué más de 54 diputados conservadores activaron el mecanismo para destituirlo, pero la defensa que hizo de su comportamiento durante el partygate -admitió que repetiría las fiestas clandestinas- convenció a más legisladores de quitarle la conducción del partido. Los cálculos indican que varios funcionarios que lo apoyaron públicamente votaron luego en su contra. La mitad de la bancada conservadora podría bloquear los proyectos del oficialismo e imponer una nueva votación para deshacerse del primer ministro. El daño parece irreversible, y en las próximas semanas se definirá su suerte.

Johnson encabeza la reunión de gabinete este martes, horas después de superar la moción de confianza. 

Roger Gale, diputado conservador desde hace casi 40 años y uno de los críticos más acérrimos de Johnson, pronosticó su caída más temprano que tarde. El gobierno prometió en los últimos días una rebaja impositiva -uno de los principales reclamos del ala más liberal del partido- y la reducción del gasto público, pese al deterioro de la situación social, con la esperanza de ganarse a los parlamentarios díscolos, pero el golpe de gracia llegó con la renuncia de John Penrose, jefe del organismo Anticorrupción, por las diferencias en torno al partygate.

Sin credibilidad en gran parte de la sociedad, para los conservadores resulta evidente que el futuro del partido depende de una conducción renovada. Algunos miembros de la formación piensan en el ministro de Finanzas, Rishi Sunak, y en la canciller Liz Truss, que comparte con Johnson la línea dura respecto al Brexit. Con todo, los medios locales señalan a Jeremy Hunt, ex ministro de Salud y de Exteriores, de los primeros conservadores influyentes en cargar contra la continuidad del jefe de gobierno. Si Johnson no consigue frenar las especulaciones sobre su reemplazo y retomar la iniciativa política, algo que no depende enteramente de su voluntad, podría enfrentarse a sus últimos meses como primer ministro.

Los diputados conservadores se debaten entre paralizar las leyes del gobierno en la Cámara de los Comunes para forzar la renuncia de Johnson y esperar los resultados de la investigación parlamentaria sobre el partygate que, sin respaldo, se traduciría en el fin de su mandato

Por el momento, Johnson no dio indicios de cambios en el gabinete ni ensayó un mea culpa público. Sus declaraciones posteriores a conocerse los resultados orillaron la negación, al calificar la votación como una suerte de nuevo comienzo para su gobierno. Pero Johnson no puede ignorar que sus detractores internos ya están planificando estrategias de resistencia a su liderazgo y alternativas para sacarlo de Downing Street.

Los diputados conservadores se debaten entre paralizar las leyes del gobierno en la Cámara de los Comunes para forzar la renuncia de Johnson y esperar los resultados de la investigación parlamentaria sobre el partygate que, sin respaldo, se traduciría en el fin de su mandato. Las elecciones especiales del 23 de junio en dos circunscripciones podrían precipitar la salida del premier si los conservadores son derrotados. Y el Comité 1922, el organismo que regula el funcionamiento del partido y que habilitó la moción de confianza, no descarta modificar las reglas para permitir otra votación en los próximos meses.

Las municipales salvan del colapso al Gobierno de Boris Johnson y alejan rumores de renuncia

Cualquier movimiento que haga Johnson será cuestionado por una parte de su propio partido. Entre sus planes más urgentes figura la derogación del Protocolo de Irlanda del Norte y, por ende, un enfrentamiento con la UE. En Bruselas ya cuestionan la legitimidad del premier británico, y el número de conservadores que busca pasar la página podría sobrepasar pronto la mayoría. Johnson está atado de manos y su círculo cercano duda de que pueda desatarlas a tiempo para virar el rumbo.