Relación bilateral

El Gobierno esquiva las críticas de la oposición por los informes del CNI para salvar la relación con Marruecos

El gobierno evade el tema a menos de 24 horas de que se concrete la reapertura de fronteras. Sánchez dio la orden a sus ministros más cercanos de blindar la relación con Rabat.

Marruecos ha estado ejerciendo toda la presión posible sobre España para sumar el apoyo de Pedro Sánchez al plan de autonomía para el Sáhara Occidental. La conclusión a la que arribó el CNI fue revelada a Moncloa, según la información publicada este lunes por El País, aunque difícilmente el Ejecutivo reconozca aquello que la oposición, e incluso algunos de los partidos aliados al PSOE, califican de "chantaje".

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Está previsto que mañana martes Rabat y Madrid avancen en la reapertura de las fronteras, uno de los objetivos prioritarios del gobierno de Sánchez. Este paso supone la normalización del vínculo bilateral, que implicó meses de trabajo los ministros de Exteriores de Marruecos y España y el compromiso de José Manuel Albares de no provocar innecesariamente a su vecino estratégico con acciones tales como la acogida de miembros del Polisario.

El desconcertante giro del gobierno sobre el Sáhara habría venido después de que Marruecos presionara a Sánchez a través del ingreso de miles de inmigrantes en mayo de 2021, una cuestión sobreentendida que ahora cuenta con el aval de los servicios secretos. Pero desde el Ejecutivo no hicieron más que evadir la cuestión, y con ello, hacer crecer los rumores. La ministra de Defensa, Margarita Robles, sostuvo que "lo que realiza el CNI tiene carácter de secreto y no se puede hacer ninguna manifestación" acerca del asunto. 

La orden de Sánchez a su equipo es blindar la relación con Marruecos: ya no hay margen para un conflicto sostenido con Marruecos

Robles tampoco aclaró si el CNI dio información concreta sobre el espionaje a Sánchez y varios ministros -incluida a ella misma- con el software israelí Pegasus, que Rabat habría usado para interceptar las comunicaciones del presidente francés Emmanuel Macron y funcionarios civiles y militares de Argelia. La orden de Sánchez a su equipo es blindar la relación con Marruecos: ya no hay margen para un conflicto sostenido con Marruecos.

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La misma respuesta de Robles es la que dieron Félix Bolaños y Fernando Grande-Marlaska, si bien el titular de Interior se animó a calificar las relaciones con Rabat de "una lealtad, una fiabilidad y una fraternidad importantísimas". Se entiende el por qué, puesto que Marlaska es el encargado de monitorear el proceso de reapertura fronteriza. Sin embargo, ningún tema deja tan aislado a Sánchez como el vínculo con el gobierno marroquí.

El ministro de Interior, Fernando Grande-Marlaska, y la ministra de Defensa, Margarita Robles, en Madrid a principios de mayo. 

Como han reconocido varios cuadros del PSOE en off, Sánchez no ha podido explicar el cambio de postura sobre el Sáhara y ha generado molestia en el partido. Lo mismo ocurre entre formaciones nacionalistas y de la izquierda. A la derecha le preocupa cómo puede repercutir en la relación con Argelia y en la capacidad negociadora del "sanchismo", esto es, cuánta presión podrá resistir en el futuro. Y el tema vuelve a colarse cuando Sánchez negocia con el PP por la prórroga del plan anticrisis y con Unidas Podemos el impuesto a las grandes fortunas y otros puntos de la agenda social. 

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Por último, la portavoz del gobierno y ministra de Política Territorial, Isabel Rodríguez, dijo este lunes que el relanzamiento de la relación bilateral se traduce en una situación más favorables en Ceuta, Melilla, Andalucía y las Canarias, en un esfuerzo que involucra a prácticamente la totalidad de los departamentos del Ejecutivo. Cuando Sánchez comparezca este miércoles ante el Congreso, apenas podrá ocultar a los diputados los pormenores del acuerdo con Marruecos. Y si lo hace, las dudas no harán más que alimentar las especulaciones.