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El operativo clamor de Alito fracasó y ningún priista de peso salió a respaldarlo

Senadores, ex dirigentes y priistas de alto rango guardan un silencio calculado.

La estrategia de Alejandro Moreno Cárdenas de lanzarse contra el Gobierno y acusar a Andrés Manuel López Obrador de supuestas amenazas contra su persona no dejó réditos al interior del PRI. Ayer martes por la noche en el CEN de Avenida Insurgentes se especulaba con que el movimiento del dirigente nacional traería como consecuencia muestras de apoyo y solidaridad de priistas destacados.

Pero nada sucedió. Alito recibió el respaldo de dirigentes estatales de poco peso, algunos diputados y como nota más destacada el dirigente del PAN Marko Cortés.

En el tricolor todos guardaron silencio. Los dos gobernadores de peso que le quedan al PRI, ex dirigentes del partido, el coordinador de los senadores Miguel Angel Osorio Chong y priistas de alto rango como Manlio Fabio Beltrones, José Antonio Meade, Emilio Gamboa o Miguel De la Madrid optaron por la mesura y la distancia, a lo sumo algún mensaje privado de tinte fugaz.

Una vez más, los cálculos del campechano son poco asertivos. Alito entendió que revelar la supuesta amenaza hecha a través de Manuel Velasco lo empoderaría internamente, demostraría que teniendo toda la oportunidad de acordar con Palacio Nacional no lo hizo y se mantuvo firme. Pero hoy miércoles la lectura predominante no era esa en el PRI, sino los señalamientos sobre cómo Alito expuso a su supuesto amigo Velasco. Una vez más, la ganancia personal por sobre cualquier vínculo personal o cálculo de largo plazo. El signo ineludible del campechano.

A esto se agrega que, más allá de ese aplomo impostado en la conversación con Velasco, en el PRI impera la idea de que Alito quería acordar la reforma eléctrica con la 4T, que se había comprometido a hacerlo y que luego, por injerencia del gobierno de Estados Unidos, cambió de opinión y se lanzó contra Morena. A pocos se les olvida el proyecto del diputado federal cercano a Carolina Viggiano que buscaba hacer viable la reforma. En esta óptica, nunca existieron esos ideales o la vocación patriótica de la grabación. Alito simplemente traicionó al Gobierno y los audios de Layda Sansores son la respuesta fulminante a ese giro sorpresivo.