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Tras la catástrofe electoral en Georgia, Trump vive su peor semana y sus rivales dan por muerto el "Vendetta Tour"

Elige candidatos todavía obsesionado con el fraude 2020 y pierde más de lo que gana. Analistas y consultores le recomiendan cambiar de estrategia. ¿Existe el trumpismo sin Trump?

Donald Trump atraviesa una de sus peores semanas en mucho tiempo. La masacre de Uvalde sorprendió al ex presidente días antes de su presentación en la convención de la Asociación Nacional del Rifle en Houston y volvió a poner en debate la necesidad del control de armas que rechazan los republicanos.

Pero además el ex presidente viene de sufrir en Georgia una derrota estrepitosa, la más profunda desde que comenzó el calendario electoral y en un Estado que lo obsesiona como pocos. Trump apostó por David Perdue y perdió por más de 50 puntos ante el gobernador Brian Kemp, que obtuvo el 74% de los votos en la interna partidaria. 

Pence cerró la campaña con el gobernador de Georgia y Trump se asoma a su peor derrota en primarias

La paliza es hija del rencor que se apodera del líder republicano: decidió apostar fuerte por Perdue debido a un viejo recelo con Kemp, uno de los gobernadores que no respaldó sus denuncias de fraude tras las elecciones que perdió en 2020 con Joe Biden. Sin embargo, el traspié fue mucho más amplio de lo que vaticinaban las encuestas, se convirtió en el más ruidoso desde que se iniciaron las primarias republicanas y puso como nunca en debate la estrategia de Trump hacia 2024.

Quien más claro lo expresó fue el ex gobernador de Nueva Jersey, el republicano Chris Christie, quien felicitó a su amigo Kemp y a los republicanos de Georgia por negarse a ser parte del "Vendetta Tour", la forma en que los rivales de Trump bautizaron la campaña del ex presidente.

Como si fuera una remake clase B de la versión Trump 2020, Perdue centró su campaña en las denuncias de fraude electoral y culpó al gobernador Kemp por no haber hecho nada para revertir la derrota del ex presidente en el distrito. Kemp fue más inteligente: no se enfrentó a Trump y se concentró en defender la agenda conservadora de restricciones al aborto y flexibilización de las leyes de armas. Contó para eso con el respaldo de dos figuras de peso y distintas tradiciones: el ex vicepresidente de Trump, Mike Pence, y el ex presidente George W. Bush.

Georgia marcó además el enfrentamiento de Trump con la Asociación de Gobernadores Republicanos que, en un gesto inusual, decidió gastar millones de dólares en las primarias para proteger a sus pares de la embestida del ex presidente.

"El enfoque está en 2022. No creo que debamos dedicar un momento más a hablar sobre 2020", dijo el copresidente de la Asociación de Gobernadores Republicanos, Doug Ducey, en una entrevista con The Washington Post.

La catástrofe electoral de Georgia se inscribe en un escenario de resultados mixtos para Trump pero se encadena con las derrota de Nebraska, el frustrante empate en Pensilvania y el abandono del ex presidente en Alabama, donde le retiró su apoyo a Mo Brooks, un candidato que sin embargo llegó a la segunda vuelta.

Trump en Georgia junto a David Perdue, el candidato que perdió por más de 50 puntos.

¿Cómo puede impactar este escenario inesperado en el proyecto presidencial de Trump? ¿El ex presidente está dispuesto a seguir arriesgando y perdiendo detrás de dirigentes que tienen como mérito principal haber respaldado sus denuncias de fraude? ¿O puede desistir de su proyecto principal y ceder su potencia electoral en función de otro candidato? ¿El establishment republicano podría elegir a un rival capaz de vencer a Trump, como Ron DeSantis o Mike Pence?

Para el presidente de la Asociación Internacional de Consultores Políticos, Matt Klink, los resultados no son concluyentes: indican que el apoyo de Trump todavía beneficia a algunos candidatos republicanos, pero también demuestran que no es absolutamente necesario contar con su respaldo. "Ciertamente, a medida que nos alejamos de las elecciones de 2020, la influencia personal del presidente Trump sobre los republicanos se desvanece, pero su populismo conservador "Make America Great Again" ahora es parte integral de cualquier plataforma republicana", le dijo Kink a LPO.

¿Cómo puede impactar este escenario inesperado en el proyecto presidencial de Trump? ¿El ex presidente está dispuesto a seguir arriesgando y perdiendo detrás de dirigentes que tienen como mérito principal haber respaldado sus denuncias de fraude?

Consultado sobre si los recientes traspiés de los postulantes respaldados por Trump podrían desencadenar un cambio en la campaña del ex presidente, Klink afirmó: "Trump definitivamente necesita ser más estratégico, ya que todos están obsesionados con su récord de victorias y derrotas".

Desde que se lanzó a protagonizar la batalla de las primarias, Trump alternó triunfos y derrotas. Logró incidir en la victoria de JD Vance en Ohio a principios de mayo pero perdió en Nebraska por apoyar a Charles Herbster, un granjero que tenía denuncias de acoso sexual de una senadora republicana.

Trump siente el golpe tras su derrota en Nebraska y enfrenta un nuevo desafío en Georgia con Bush como rival

Las últimas dos semanas todo se complicó para el ex presidente. En Pensilvania, su candidato Mehmet Oz no pudo derrotar al financista David McCormick que contaba con el apoyo del ex secretario de Estado Mike Pompeo. Ante un resultado que frustraba sus ínfulas de kingmaker, Trump salió a pedirle al médico mediático que se declare vencedor y a agitar una vez más el fantasma del fraude. Ahora las autoridades del estado swinger donde Trump perdió en 2020 anunciaron que habrá un nuevo conteo de votos para definir el ganador.

Trump vuelve con denuncias de fraude y declara la victoria de su candidato en Pensilvania

El test de Georgia asomaba desafiante para el líder republicano y los sondeos hablaban de una diferencia de entre 20 y 25 puntos en favor del gobernador, pero nadie imaginó una paliza como la que sufrió el postulante de Trump.

"A medida que nos alejamos de las elecciones de 2020, la influencia personal de Trump sobre los republicanos se desvanece, pero su populismo conservador se impone. Definitivamente, Trump necesita ser más estratégico".

Con la tasa de inflación más alta en cuatro décadas y la administración Biden en niveles de popularidad muy bajos, los ojos de todo el mundo están puestos en los movimientos de Trump. Financial Times acaba de publicar un artículo en el que afirma que "Trump está perdiendo su dominio absoluto sobre los republicanos".

"Cuando Trump fue presidente, su incompetencia superó su malevolencia. Trump podría haber ganado la reelección si hubiera apoyado los consejos sensatos para contener la pandemia y aceptado un estímulo que hubiera puesto más dinero en los bolsillos de los votantes. Bien podría ser presidente ahora si hubiera escuchado a la gente de su entorno (...) Trump se había convertido en un prisionero del monstruo marino que él mismo desató", escribió Edward Luce. 

Para el editor de FT, el riesgo para Trump - y, por lógica, para Biden - es que lo desafíe una versión más joven y competente de sí mismo, como De Santis o Pompeo. "Si el toque del expresidente sigue fallando, el goteo puede convertirse en una inundación", afirmó.

La paradoja es la que mencionaba Klink en diálogo con LPO: el populismo conservador que encarna Trump se apoderó del partido republicano y es hoy mucho más dominante que en 2016. El primer gran derrotado es el establishment republicano. Sin embargo, la estrategia de Trump en las primarias muestra que no puede torcer los comicios en función de sus preferencias y erosiona su liderazgo. Tal vez, el próximo líder de la oposición sea un dirigente que profese el mismo ideario que Trump pero no cargue con sus viejos rencores.