Caso Pegasus

La nueva jefa del CNI espió a Fidel Castro por orden de Zapatero en una fallida operación en La Habana

En 2008, Esperanza Casteleiro fue enviada a Cuba para espiar al régimen castrista. Una de sus fuentes, un empresario vasco, fue detenido. La nueva jefa del CNI tuvo que huir para no ser expulsada.

El Gobierno intenta pasar de página del mayor escándalo de su legislatura. La destitución de la directora del CNI busca cerrar la crisis abierta con sus principales aliados por el espionaje masivo con el Sistema Pegasus.

A Paz Esteban la sustituirá Esperanza Casteleiro, hasta ahora secretaria de Estado de Defensa y mano derecha de la ministra de Defensa, Margarita Robles. Lo paradójico del reemplazo es que la flamante directora, exagente de campo de los servicios secretos, fue parte de una oscura trama de espionaje entre España y Cuba.

Casteleiro (Madrid, 1956) es hija de un militar franquista, Antonio Casteleiro Naveiras (condecorado por el dictador con la cruz del mérito naval). Ingresó con 25 años en el Centro Superior de Información de la Defensa (hoy CNI) en 1983, el mismo año que Paz Esteban.

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Tuvo una carrera ascendente. En 2004 el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, con José Bono como ministro de Defensa, la nombró secretaria general del CNI, como número dos del director Alberto Saiz. Ocupó ese cargo jerárquico hasta 2008.

Los servicios secretos españoles utilizaron al empresario Hernández para conocer los movimientos en la cúpula castrista y remitir esa información a Moncloa

Un año más tarde, para sorpresa de todo el CNI (nadie entendió por qué la designaron a tareas de campo) fue enviada a Cuba para dirigir la red de espías españoles en el país caribeño.

Su misión era la de recabar información sobre el aperturismo que emanaba la isla después de que Fidel Castro hubiese entregado el poder a su hermano Raúl. A pocos meses de su llegada, el régimen detuvo al empresario Conrado Hernández, delegado de la Sociedad para la Promoción y Reconversión Industrial (SPRI), una entidad del gobierno vasco en La Habana.

El hombre de negocios tenía mucha llegada al vicepresidente económico, Carlos Lage y con el entonces ministro de Asuntos Exteriores, Felipe Pérez Roque. Los servicios secretos españoles utilizaron a Hernández para conocer los movimientos en la cúpula castrista y remitir esa información a Moncloa.

Los servicios secretos cubanos grabaron una reunión en las que estos funcionarios le pasaban información confidencial al empresario español. Tras la detención de Hernández -juzgado y condenado a una larga pena de prisión-, los espías españoles quedaron en la mira del régimen. Más aún tras la destitución de Lage y Pérez Roque, los funcionarios amigos del empresario, acusados de traición por la filtración de datos.

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Fidel Castro publicó un duro artículo contra los destituidos, en el cual señala que "la miel del poder por el cual no conocieron sacrificio alguno, despertó en ellos ambiciones que los condujeron a un papel indigno. El enemigo externo se llenó de ilusiones con ellos".

Hernández fue detenido en el aeropuerto cuando intentaba subirse a un avión rumbo a Madrid. Los servicios de inteligencia de Cuba tenían los informes que le había entregado al CNI. Acorralado, el empresario confesó que servía como espía para los servicios españoles de inteligencia.

Esperanza Casteleiro, nueva jefa del CNI.

Hernández era un ciudadano español muy conocido en La Habana. Se presentaba como un "facilitador" para las inversiones de las empresas vascas en Cuba gracias a sus contactos en el gobierno y con la burocracia del régimen.

Casteleiro y otros dos agentes del CNI huyeron de La Habana para no ser expulsados por el régimen tras revelarse los detalles del espionaje

Al ser interrogado, el empresario -según consta en un video difundido en aquel momento por el diario El País- explicó: "Ellos (los agentes del CNI) conocen tus debilidades y se te van metiendo Cuando te has dado cuenta, trabajas para ellos".

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El vídeo con las declaraciones del empresario y con las imágenes de las reuniones con los funcionarios cubanos fue proyectado a los militantes del Partido Comunista a modo de explicación oficial de los ceses de Lage y Pérez Roque.

En 2010, el periodista Manuel Cerdán reconstruyó en una investigación una operación que tuvo dos grandes cabezas, la del presidente Zapatero y la de Casteleiro. 

Tras el escándalo, el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero decidió retirar a los agentes del CNI antes de que fueran expulsados por el régimen castrista. Las autoridades cubanas habían emitido una queja formal por vía diplomática. Casteleiro y sus dos compañeros huyeron a las pocas horas de emitirse esa orden.

En 2010, el periodista Manuel Cerdán reconstruyó en un reportaje una operación que tuvo dos grandes cabezas, la del presidente Zapatero y la de Casteleiro.

"Ni en el Gobierno ni en el servicio secreto estaban al tanto de la operación Cuba que Rodríguez Zapatero había pergeñado y en la que la número dos del CNI estaba llamada a ser una de las piezas claves. Quienes conocieron aquel plan secreto señalan ahora que Casteleiro recibió el encargo de hacer de "enlace" de España con la CIA en la nueva administración Obama y con la oposición cubana en el exilio de Miami. Su principal misión: impedir un giro traumático tras una repentina muerte de Fidel, que pasaba por una grave enfermedad, revelaba el artículo.

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Casteleiro volvió a Madrid y, tras algunos años de perfil bajo, volvió a ocupar cargos jerárquicos en los servicios secretos. Entre 2014 y 2018 fue jefa de la unidad de inteligencia especializada en terrorismo y crimen organizado. Y en 2018 dio el salto al Ministerio con Robles.

El espionaje al presidente Sánchez la catapultó al despacho principal del CNI. La de Cuba es una mancha borrada de todos los registros oficiales.