CatalanGate

Alarmado por el crecimiento del PP, Aragonès espera un gesto de Sánchez para rebajar la tensión

El PSOE aclaró que ERC sigue siendo un socio prioritario, pero Aragonès enfrenta presión de Junts y la CUP. Sánchez blinda a Robles y está dispuesto a desclasificar documentos sobre el espionaje a dirigentes del independentismo.

 El caso de espionaje a dirigentes y allegados del procés puso al borde de la ruptura a ERC y el PSOE en el Congreso de los Diputados. Pero el presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, está esperando el encuentro con Pedro Sánchez para continuar con el deshielo y asegurar la continuidad de la legislatura, preocupado por el auge del PP en las encuestas y la presión por convocar elecciones adelantadas.

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Si bien la portavoz de ERC en el Parlamento catalán, Marta Vilalta, pidió este lunes al Ejecutivo central la dimisión de la ministra de Defensa, Margarita Robles, y la desclasificación de documentos que dan cuenta del esquema de espionaje contra los independentistas, el tono es diferente al utilizado días atrás por Gabriel Rufián, quien llegó a sugerir que Sánchez podría terminar abruptamente su mandato.

Aragonès y Sánchez coincidieron el viernes pasado en el Cercle d'Economia de Barcelona, donde la foto de ambos sirvió para disipar los rumores de un quiebre sin retorno. Con todo, el mandatario catalán esperaba un mensaje más contundente, que finalmente llegó hoy luego de que el presidente enviara al portavoz del PSOE a dejar constancia de la buena voluntad del gobierno. 

Los partidos de derecha le exigen a Sánchez que postergue la reunión con Aragonès hasta no aclarar las conexiones entre los independentistas y el Kremlin. Y las formaciones del independentismo, Junts y la CUP, instaron a Aragonès a plantear condiciones de mínima antes de acceder a un cara a cara con el presidente

Felipe Sicilia sostuvo que ERC es un socio prioritario de Moncloa porque privilegia a los partidos "progresistas y de izquierdas", algo que confirmó viceprimera secretaria del PSC Lluïsa Moret, quien pidió "mantener vivo este diálogo" y se negó a especular sobre la presunta reunión entre Carles Puigdemont y un funcionario ruso en la víspera de la declaración de independencia en 2017.

Gabriel Rufián, portavoz de ERC en el Congreso de los Diputados. 

Los partidos de derecha le exigen a Sánchez que postergue la reunión con Aragonès hasta no aclarar las conexiones entre los independentistas y el Kremlin. Y las formaciones del independentismo, Junts y la CUP, instaron a Aragonès a plantear condiciones de mínima antes de acceder a un cara a cara con el presidente. Pero si la normalización de las relaciones entre Cataluña y el resto de España era un imperativo para las dos partes, ahora es percibido como una cuestión de supervivencia.

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Moncloa quiere mantener a Robles en el cargo, y a cambio podría desclasificar las autorizaciones judiciales. Sánchez tiene que contentar también a sus socios de Unidas Podemos y la jugada le serviría para recomponer el bloque de investidura. Desde el gobierno central aseguran que esperan a que baje el efecto del CatalanGate para ponerle fecha al encuentro entre el presidente y Aragonès.