Elecciones en Reino Unido

Las municipales salvan del colapso al Gobierno de Boris Johnson y alejan rumores de renuncia

Los conservadores perdieron menos consejales de lo esperado y el laborismo no termina de despegar. El primer ministro espera que el Parlamento decida si violó o no las restricciones por pandemia. Expectativa por los resultados en Irlanda del Norte.

 Boris Johnson puede respirar tranquilo después de recibir los primeros resultados de las elecciones locales en Reino Unido. La debacle del Partido Conservador ha sido simbólica en algunas circunscripciones de Londres que estaban bajo su control desde 1964, como Westminster, o 1978, como Wandsworth, un bastión consolidado por Margaret Thatcher. Pero el primer ministro no tiene que preocuparse por un colapso inminente de su gobierno o la dimisión a manos de sus propias filas.

Finalmente, el partygate no produjo la catástrofe electoral que anunciaban las encuestas. Con la mitad de las circunscripciones escrutadas, los conservadores perdieron poco más de 120 concejales, cuando se estimaban hasta 800 bancas en los 146 ayuntamientos ingleses en juego. De momento, el opositor Partido Laborista les arrebató a los candidatos de Boris casi 40 escaños y se quedó con el municipio de Southampton.

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Sin embargo, los laboristas perdieron ayuntamientos que ahora pasarán al Partido Liberal-Demócrata y a Los Verdes, otras formaciones que capitalizaron el descontento hacia Johnson. El laborismo quedó lejos de las ambiciones que había proyectado en campaña, y su líder, Keir Starmer, todavía tendrá que esperar antes de llegar a Downing Street. 

"Las ganancias del laborismo son moderadas, Starmer no inspira mucha confianza y no tiene un programa que convenza. Les ha ido bien en Londres, pero no es una victoria que signifique el fin de Johnson", dice a LPO Guillermo Makin, doctor en Ciencia Política por la Universidad de Cambridge. 

Las ganancias del laborismo son moderadas. Les ha ido bien en Londres, pero no es una victoria que signifique el fin de Johnson

El académico señala que "cuando los diputados conservadores lleguen a la conclusión de que Johnson no les garantiza la reelección", su liderazgo será disputado, como ocurrió con Thatcher en 1991. El problema es que "no hay un mecanismo alternativo de reemplazo de un primer ministro conservador" y el partido no encuentra un sustituto para las elecciones generales de 2024. Johnson reconoció haber pasado una "noche difícil" ni bien conoció los primeros resultados, aunque ha conseguido contener los cuestionamientos.

Keir Starmer, líder del Partido Laborista británico. 

Los conservadores que perdieron en sus circunscripciones sí responsabilizaron al partygate por su propia suerte. Se espera que después de mitad de año la comisión parlamentaria que investiga a Johnson presente sus conclusiones. Makin subraya que no son solo "los escándalos por las fiestas, sino la provisión sin licitación de material sanitario a contribuyentes del Partido Conservador por miles de millones de libras".

Scotland Yard, la policía de Londres y la funcionaria del gobierno Sue Gray investigan si el primer ministro violó las restricciones durante la pandemia. Pero si el Parlamento encuentra que Johnson mintió sobre su comportamiento, entonces no tendrá más opción que dimitir. Por eso los resultados de estas elecciones son parte del deterioro de la credibilidad del Johnson, que probablemente se desplome una vez conocido el informe final de la comisión.

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Las elecciones también se celebraron en Escocia, Gales e Irlanda del Norte, donde los resultados se demoran por el intricando sistema electoral. Pero los comicios autonómicos norirlandeses son los que más expectativas generan, porque el Sinn Fein, que fuera el brazo político del IRA, está cerca de superar al Partido Democrático Unionista (DUP), que agitó el fantasma de la violencia y la unificación de las dos Irlandas en caso de que ganaran los nacionalistas católicos. 

El DUP es un partido protestante que ha forzado la caída del gobierno regional en respuesta al Protocolo de Irlanda del Norte firmado por Londres y Bruselas para regular el tráfico de productos tras el Brexit

El DUP es un partido protestante que ha forzado la caída del gobierno regional en respuesta al Protocolo de Irlanda del Norte firmado por Londres y Bruselas para regular el tráfico de productos tras el Brexit. Según lo acordado, las mercancías provenientes de Inglaterra, Escocia y Gales con destino a Irlanda del Norte deben someterse a control en el Mar de Irlanda, para evitar establecer una frontera física entre las dos Irlandas, que en la práctica terminaría con los Acuerdos de Viernes Santo de 1998 que terminaron con la violencia entre católicos y protestantes.

 Michelle O'Neill, vicepresidenta de Sinn Fein y candidata a primera ministra de Irlanda del Norte. 

Con la normativa europea, los pro monárquicos de DUP ven que se alejan cada vez más de Londres, generando tensiones políticas y descontento por las consecuencias económicas del Brexit, que en Irlanda del Norte se sienten con más intensidad. "Si gana Sinn Fein, la incapacidad o la renuncia de los protestantes es uno de los problemas más graves para obtener la paz. Por eso existe la garantía de que Sinn Fein y DUP deben integrar el gobierno. Si uno de los dos se retira, todo el gobierno cae", señala Makin.

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Entre los unionistas también preocupa el destino del partido, golpeado por su actitud hacia el Brexit, la prioridad a su identidad política por sobre la estabilidad regional y su visión ultraconservadora. El analista sostiene que el DUP pierde votos "porque son lo atrasado en temas morales, religiosos y sexuales". "El electorado no los favorece. Por razones demográficas y de evolución política, la reunificación de Irlanda es más probable que antes", apunta.