Diplomacia

Antes de platicar con Biden, AMLO se desmarca de China y busca mediar con Díaz Canel

Señales en el Corredor Interoceánico. Cena con empresarios en Palacio Nacional. Invitación a acto en la Plaza de la Revolución.

En las últimas horas Andrés Manuel López Obrador volvió a emitir ante su círculo primario una de sus reflexiones predilectas en materia histórica: que uno de los principales errores del presidente Francisco I. Madero fue su confrontación Estados Unidos. Un mensaje que cobra sentido a horas de la llamada telefónica que mañana viernes sostendrá con Joe Biden.

Ese contacto comenzó a alistarse desde hace una semana cuando Ken Salazar y un grupo de empresarios estadounidenses visitaron las obras del Corredor Interoceánico. El embajador de Washington elogió al Gobierno como contrapartida a una certeza recibida el día anterior: los empresarios chinos no tendrán un rol preponderante en esa obra que puede ser clave para el comercio internacional y que bien ejecutada puede competir con el canal de Panamá, controlado por EU. Rafael Marín, a cargo del corredor, ya acercó el mensaje a la sede diplomática oriental.

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La segunda puesta en escena fue el miércoles en la noche en Palacio Nacional, una cena en ocasión del Council of Americas protagonizado por Susan Segal. López Obrador pidió sentarse al lado de la organizadora con quien departió de modo amistoso. En esa conversación puso especial énfasis en transmitir que de ninguna manera está contra la inversión estadounidense en México y que su propio gobierno invertirá en EU con ciertas obras a realizar en la refinería de Deer Park, en Texas, adquirida meses atrás por Pemex.

Los dos movimientos sirven de antesala a la conversación con el presidente demócrata. López Obrador apuesta por la táctica de exponerse ante la Casa Blanca como un referente de la izquierda moderna en América Latina, responsable a nivel macroeconómico y respetuoso de los contrapesos institucionales. Un mensaje clave antes de su viaje a Cuba, planificado para la semana que viene.

López Obrador quiere ofrecerse como un mediador entre Biden y Miguel Díaz Canel. Su ambición es lograr que el presidente cubano esté en la Cumbre de las Americas en Los Angeles

López Obrador, siguiendo el cálculo de los gobiernos priistas, quiere ofrecerse como un mediador entre Biden y Miguel Díaz Canel. Su ambición es lograr que el presidente cubano esté en la Cumbre de las Americas en Los Angeles en el mes de junio y que haya una postal con Biden que rememore los acercamientos entre Barack Obama y Raúl Castro.

El ánimo de La Habana es favorable. López Obrador tiene sobre la mesa la posibilidad de dar un discurso en la mítica Plaza de la Revolución, en la capital de la isla. Es una propuesta directa del mandatario cubano. López Obrador sería el primer presidente extranjero en años en protagonizar un acto de semejante calibre y sería la contraprestación de Cuba por el desfile militar que López Obrador le ofreció a Díaz Canel en septiembre del año pasado en CDMX.

El otro punto determinante de la conversación de mañana viernes es la frontera. La imagen de Biden se ha desplomado en los estados fronterizos producto de una crisis migratoria descontrolada que lo encamina a perder su elección de medio termino. El secretario de Seguridad Nacional dijo ayer miércoles que el sistema migratorio de su país no solo está saturado sino que está "roto". 

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Es entendible. La Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos dio cuenta de 221,303 detenciones de inmigrantes indocumentados a lo largo de la frontera con México en marzo pasado, un aumento del 33% en sólo un mes y más del cuádruple del promedio de 2014-2019, antes de la pandemia.

Biden le va a pedir un apoyo  puntual a López Obrador ante ese desastre humanitario, lo cual pudiera traducirse en un anuncio en cuestión de días. Se logra así una combinación de necesidades de corte electoral a ambos lados del teléfono: Biden acude a López Obrador para mejorar sus chances en 2022 mientras que López Obrador espera lo mismo hacia el 2024, o sea, que Estados Unidos no altere un proceso sucesorio que el tabasqueño entiende, de momento, bajo control.