Espionaje ilegal

CatalanGate: el Gobierno ofrece investigar al CNI y desclasificar archivos, pero la Generalitat exige renuncias

El ministro Bolaños viajó este fin de semana a Barcelona para cortar la hemorragia política por el espionaje a los líderes independentistas. Para la Generalitat, el ofrecimiento "sabe a poco".

Tras una semana de reservas y silencios, el Gobierno dio el primer paso para aclarar el presunto espionaje ilegal contra los líderes independentistas y cerrar así la crisis con ERC y demás socios legislativos.

El fin de semana, el ministro de Presidencia, Relaciones con las Cortes y Memoria Democrática, Félix Bolaños, viajó a Barcelona para reunirse con la consellera de Presidencia de la Generalitat, Laura Vilagrà.

La advertencia del líder catalán, Pere Aragonés, de que el Ejecutivo nacional podía "caer" por este escándalo aceleró los tiempos. Pedró Sánchez le ordenó a Bolaños negociar "lo que haga falta" para recuperar la confianza de la Generalitat y de los socios de investidura.

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Bolaños le ofreció a Vilagrà, su interlocutora, cuatro mecanismos para esclarecer el caso: un investigación de control interno en el Centro Nacional de Inteligencia; otra independiente realizada por el Defensor del Pueblo; otra en la Comisión de Secretos Oficiales del Congreso y la desclasificación de documentos secretos en caso de ser necesario.

El ministro Bolaños en la reunión que mantuvo con la consellera de la Generalitat.

Para los catalanes, el ofrecimiento sabe a poco. "No podemos estar satisfechos con las explicaciones que se han dado. Son vagas y de resultados inciertos", lanzó Vilagrà tras la reunión. Las investigaciones -sostienen- no alcanzan. Pretenden que sean identificados los responsables políticos y que sean, de forma inmediata, cesados de sus cargos.

El Gobierno no está en una situación ventajosa para negociar: si ERC cumple su amenaza y retira su apoyo parlamentario, la legislatura quedaría herida de muerte

La negociación, en este punto, está sin avances. El Ejecutivo insiste en su inocencia (no se dio ninguna orden de espionaje) y no tiene pensado asumir ese coste político. Muchos menos entregar alguna cabeza. "Estamos en la fase de esclarecer los hechos, ver qué ha ocurrido, revisar procedimientos y metodologías, y es la fase más importante porque podrá hacer que sepamos qué ha ocurrido", aclaró Bolaños cuando fue consultados por posibles renuncias.

Lo cierto es que el Gobierno no está en una situación ventajosa para negociar. Si ERC cumple su amenaza y retira su apoyo parlamentario, la legislatura quedaría herida de muerte. Sánchez perdería votos claves para aprobar sus decretos, entre ellos el que someterá en semanas: el plan anticrisis para afrontar los coletazos económicos de la guerra.

La estrategia oficial es mostrar que las negociaciones están "abiertas y encaminadas". "Creo que es útil el mero hecho de la propia reunión, por tanto yo no la califico en absoluto como una reunión que no haya salido bien", dijo Bolaños este lunes en una entrevista en Rac1.

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¿Pone las manos en el fuego por el CNI?, le preguntaron. "Pongo la mano por el funcionamiento con todas las garantías de las instituciones democráticas", respondió la mano derecha de Sánchez. Pero admitió: "Las relaciones con el Govern están en un momento difícil".