Mónica González

"El PP está blanqueando a la ultraderecha"

La eurodiputada socialista de origen argentino Mónica Silvana González estuvo en Buenos Aires para participar del EuroLat. Habló con LPO sobre la guerra en Ucrania, el giro español en el Sáhara y la falta de acuerdos con América Latina.

Mónica Silvana González conoce Buenos Aires. La eurodiputada del PSOE nació en la capital argentina antes de mudarse a Corrientes, donde se crio, y suele visitar la ciudad por su actividad parlamentaria. Días después de que comenzara la invasión de Rusia a Ucrania, Gonzáles fue elegida representante del Parlamento Europeo para gestionar la ayuda humanitaria común. En medio de la asistencia a las personas que escapan de la guerra, la diputada viajó a Argentina para sesionar en el EuroLat.

El foro que reúne a parlamentarios de Europa y América Latina avanzó en posiciones comunes sobre temas ambientales, digitales, de género y seguridad, pero no encontró consenso a la hora de condenar a Rusia por la ofensiva en Ucrania. Los legisladores latinoamericanos de izquierda se negaron a firmar una declaración que contemplaba sanciones para los aliados de Moscú, y más tarde rechazaron una declaración alternativa que aludía a la resolución el consejo de derechos humanos de la ONU.

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Pese a la frustración que causó entre los europeos la posición latinoamericana respecto a la guerra -aun con sus diferencias internas-, González se mostró optimista por el acuerdo en torno al multilateralismo, la condonación de la deuda externa y el apoyo al diálogo entre Argentina y Reino Unido por las Islas Malvinas.

¿Por qué cree que faltó consenso para una declaración que condenara a Rusia por la invasión a Ucrania?

Es una muy mala noticia que no se haya podido aprobar de forma conjunta una declaración de condena a la guerra en Ucrania tal como se ha hecho en la ONU. EuroLat termina con luces y sombras. Hacía muchos años, después de esta terrible pandemia, que no nos reuníamos los 110 diputados europeos y de los parlamentos regionales de forma física. 

El componente latinoamericano se equivoca en no apoyar la primera declaración, una clara referencia a lo que aprobaron sus gobiernos en la ONU. Nos faltó tiempo para el diálogo y para entender que este posicionamiento no conduce a nada bueno.

¿Cómo impactó la invasión a Ucrania entre los socios de la UE?

Primero veo la urgencia de atender a los más de seis millones de personas que ya están desplazándose internamente o bien siendo recibidas por la población europea en general. Europa está dando muestras de solidaridad como nunca y está sacando lo mejor de sí, porque está tomando un protagonismo y rompiendo ciertos mitos, como tener un ejército europeo común o reforzar su política de Defensa. 

El componente latinoamericano se equivoca en no apoyar la primera declaración, una clara referencia a lo que aprobaron sus gobiernos en la ONU. Nos faltó tiempo para el diálogo y para entender que este posicionamiento no conduce a nada bueno.

Y también la flexibilización de los instrumentos jurídicos de protección de las personas, cuando parecía un imposible hablar de una residencia legal para las personas que huyen de la guerra. No sabemos cuánto va a durar, los recursos que estamos dando a Ucrania van a ser insuficientes. Aunque acabe la guerra, el conflicto va a durar muchos años y habrá que reconstruir Ucrania.

Viktor Orbán acaba de ganar las elecciones en Hungría y Marine Le Pen tiene más posibilidades de llegar a la presidencia de Francia que en 2017. Los dos son figuras cercanas a Putin. ¿No es un desafío para Bruselas?

Los progresistas estamos tratando de concienciar a la ciudadanía europea de que Putin es Le Pen y Putin es Orbán. A los que creemos que esa es la vía que llevó a la segunda guerra mundial nos está uniendo. Pero el riesgo está ahí. El avance de la ultraderecha y de los postulados xenófobos contra el inmigrante, el refugiado y las personas LGBTI nos obliga a los demócratas a no dividirnos en 20 mil partidos, a reforzarnos en cada país como está haciendo Francia ahora para impedir que Le Pen llegue al gobierno, que sería una catástrofe.

Pero España parece ser la excepción con el acuerdo entre el PP y Vos en Castilla y León.

Sí. Mientras en el resto de Europa se le está cerrando las puertas a la ultraderecha, en España pasa lo contrario. El PSOE viene denunciando que el PP no debe pactar, pero está blanqueando a la ultraderecha. El PP es mucho más radical el Partido Popular Europeo. Sabíamos que la ultraderecha estaba dentro del PP, porque de alguna forma había un marco que no se rompía. Hicimos los pactos de la Moncloa y había leyes que no se rompían. Donde gobiernan el PP y Vox están recortando los presupuestos en políticas de género y oponiéndose a leyes que amplían derechos a los más vulnerable.

Recientemente el presidente Pedro Sánchez dio un giro en relación con el Sáhara Occidental y reconoció el plan marroquí de autonomía. ¿Por qué cree que decidió adoptar esa posición en este momento?

Es un tema recurrente en cualquier gobierno. El PP abrió la posibilidad de la propuesta marroquí. España es el mayor donante al pueblo saharaui. El giro sobre el Sáhara deberías preguntárselo al ministro de Exteriores y no a una activista saharaui como yo. Estuve en los campos de refugiados, en el Tinduf, y sé que es un tema sensible, pero al hablar de política exterior, en un escenario donde hay una necesidad de hidrocarburos, el Sáhara se interrelaciona con otras cuestiones.

Pero el giro generó malestar incluso dentro del PSOE.

Ni vi un giro. Siempre hablamos del apoyo al pueblo saharaui y de una resolución consensuada entre las dos partes, que es lo que dice la ONU, aunque comprendo que hay mucho ruido y que no se entiende por qué se activa ahora el tema.

Para España y Europa, América Latina está en un segundo plano en términos políticos. ¿Comparte esta impresión?

El problema es que el foco está puesto en África, somos muy pocos los diputados españoles y europeos que tratamos de meter en agenda a Latinoamérica. El resto mira a África por la presión migratoria y la competencia con China. Para España, América Latina sigue siendo una prioridad, incluso la mayor parte de las empresas españolas están aquí y gran parte de sus beneficios salen de sus implantaciones en Latinoamérica. Pero la guerra de Ucrania nos va a abrir los ojos. 

Argentina se está quedando sola, porque Brasil ya tiene un acuerdo con la UE. Chile también. Argentina tiene que despabilar y acabar con su guerra dentro del oficialismo.

Soy muy crítica con la UE. Mi trabajo es controlar, pelear y proponer a la Comisión y al Consejo. La necesidad de soja, girasol y maíz hará que vean a Latinoamérica como un mercado necesario. Coincido en que los ojos no estaban puestos aquí.

¿Por qué cree que se produce este distanciamiento entre Europa y América Latina?

La política latinoamericana es muy compleja. Llevamos negociando con el Mercosur 24 años y es imposible lograr un acuerdo que no es solo comercial, sino que es una asociación donde podemos hablar de diálogo político. Es muy complicado lograr que los cuatro del Mercosur se entiendan. Hay una pelea constante entre el gobierno argentino y el de Brasil. Defendemos un acuerdo con el Mercosur. Un acuerdo integral. Es mejor una relación con normas. Esto no es solo ganancia para los europeos que van a poder vender sus productos, también es para los latinoamericanos, que van a tener unas posibilidades que ahora no las tienen, como sucede con otros acuerdos comerciales que ya están funcionando, con la región andina y con Chile. Argentina se está quedando sola, porque Brasil ya tiene un acuerdo con la UE. Chile también. Argentina tiene que despabilar y acabar con su guerra dentro del oficialismo.

¿Y cuáles son los socios prioritarios en la región?

Los cuatros grandes, por los propios acuerdos comerciales que hay, México, Brasil, Chile y nos gustaría que sea Argentina. Pero ahora mismo hay una posición de indefinición con el Mercosur que no es solamente de Francia. Desde acá tampoco tenemos señales claras. El acurdo con el Mercosur abre la puerta a hablar no solo de vacas y cantidades de arroz y de cereales, sino de qué manera establecer un diálogo político para que no pasé lo que pasó el viernes en la asamblea interparlamentaria de EuroLat.