Chile

El cerebro económico de Boric propone reforzar la relación con Argentina y revisar los acuerdos de libre comercio

José Miguel Ahumada es el principal asesor de Boric. Propone un modelo de desarrollo nórdico con fuerte presencia estatal y una relación pragmática entre los países regionales basadas en las fortalezas económicas.

Gabriel Boric eligió Argentina como primer viaje presidencial no solo por una cuestión de cercanía ideológica con Alberto Fernández sino porque considera que fortalecer la relación con Argentina ofrece una serie de ventajas que aún no fueron explotadas. 

Tanto los gobierno de Chile como de Argentina coinciden en que "estamos frente a una nueva relación bilateral menos ideologizada y más pragmática y cooperativista basada en cuidarnos entre vecinos". 

No casualmente Boric planteó al llegar al país que desea llevarse bien también con la oposición y aclaró que la prioridad del viaje no estuvo atado a la buena relación con Alberto. Es lógico, podría compartir tres años con un gobierno de diferente signo ideológico en Argentina. 

Otro gesto de hacia donde quieren dirigir el vínculo bilateral es la reunión que tendrá este martes con más de 40 empresarios de ambas naciones. Participarán directivos del sector metalmecánico, y se dará prioridad a la coordinación energética y el software. Fuentes diplomáticas argentinas explicaron a LPO que "el encuentro es clave por volumen y posibilidad de generar divisas".

Boric se reunió con Alberto y dijo que quiere "llevarse bien con el Gobierno y la oposición" 

Del lado chileno, se destaca a una figura que compone la numerosa comitiva de 70 integrantes de Gabriel Boric. Se trata de José Miguel Ahumada, subsecretario de Relaciones Internacionales Económicas y especialista en temas de desarrollo a quien definen como el cerebro económico del presidente chileno. 

Es doctor en Estudios del Desarrollo de Cambridge, ahí conoció al economista surcoreano y director de tesis Ha-Joon Chang, de quien adquirió la idea de un Estado más activo en las transformaciones productivas, pero con un rol "más dirigista" que "interventor o propietario". 

"Es hijo de un socialista, también militó en el PS hasta 2019 y fue profesor de la Universidad de Chile, no sé si es el cerebro pero sí influye mucho en Boric. En términos del equipo influyó muchísimo, y bueno llegó a ser subsecretario", cuenta alguien que compartió grupos de trabajo con Ahumada durante la campaña. "Desde 2017 que forma parte del núcleo de confianza de Revolución Democrática (partido de Boric, Giorgio Jackson y Marcelo Crispi) a través de espacios de formación y seminarios", agrega. 

Desde 2017 que forma parte del núcleo de confianza de Revolución Democrática (partido de Boric) no sé si es el cerebro económico pero sí influye mucho en Boric.

Tanto el como Boric vienen trabajando en el modelo desarrollo que quieren instrumentar desde mucho antes de estar cerca del Palacio de la Moneda. En una artículo firmado por ambos en abril de 2021, plantearon: "Desde antes del estallido social y la pandemia, el modelo de crecimiento chileno estaba mostrando claros síntomas de agotamiento. Este agotamiento tiene sus expresiones más observables en la incapacidad de la matriz exportadora de superar su carácter extractivo y de bajo valor añadido, en el estancamiento de la productividad a partir de fines de los 90, y en la profunda fractura productiva entre la gran empresa exportadora y el amplio tejido de pequeñas y medianas empresas -formales e informales-, donde se concentra la mayoría de la fuerza laboral". 

Ahumada junto a Todesca en la reunión que Alberto y Boric tuvieron este lunes con sus respectivos gabinetes.

"Aquí nos enfrentamos a dos problemas. Por un lado, el patrón exportador tal cual está resulta insostenible debido a sus rendimientos decrecientes (deterioro de biomasa marina, caída en leyes de yacimientos de cobre, etcétera) e insustentable, como se evidencia en las diversas zonas de sacrificio a lo largo del país. Por otro, la fractura productiva presiona a mayores desigualdades y a tener capacidades productivas completamente desaprovechadas. En buenas cuentas, este modelo de crecimiento no distribuye, no complejiza y tampoco posee su capacidad de antaño de crear riqueza", agregaron en ese texto.

En otro fragmento del artículo anticipan parte de la filosofía con la que encararon este primer viaje: "Aquí hace falta más pragmatismo y menos prejuicios ideológicos. En materia financiera, proponemos la creación de una Banca Nacional para el Desarrollo desde el Estado -como tienen Alemania, Brasil, China, etcétera- que pueda estimular vía créditos nuevas inversiones clave para un tipo de crecimiento diferente. En efecto, los sectores de energías renovables (como el hidrógeno verde o la energía eólica) requieren de capitales que les permitan erigirse como nuevas fuentes de empleo y dinamismo sostenible, y el Banco puede ser un eficiente catalizador". 

Ahumada inquieta al establishment chileno porque propone revisar los tratados de libre comercio que firmó Chile. También impulsa una mayor injerencia del Estado en la economía, para modificar la matriz productiva.

Uno de los temores del establishment chileno y de un sector de los aliados de Boric es su pensamiento a favor de revisar los tratados de libre comercio con Estados Unidos y la permanencia de Chile en el Tratado Transpacífico, impulsado en 2012 por Barack Obama. Su tesis de master, justamente, se tituló  "TLC Chile-USA: ¿vale la pena el juego?". 

Por eso, Ahumada quiere una cooperación económica-empresarial con los vecinos y, como anticipó LPO, no descarta una articulación más fuerte alrededor del litio, hidrógeno verde y otros recursos. 

"Para Ahumada, el patrón chileno de inserción internacional en el comercio de los 90' está con "importantes señales de desgaste" pues no logró diversificar las exportaciones ni especialización", explicó un economista que lo conoce de cerca.

Argentina, Chile y Bolivia se entusiasman con la posibilidad de crear una OPEP del litio

El principal cerebro económico del presidente chileno propone los modelos de Noruega, Suecia y Finlandia, a través de una "activa injerencia estatal" para modificar su matriz productiva y sobre esa base sustenta la idea de una Banca Nacional para el Desarrollo que estimule inversiones vía créditos y aumento de impuestos mineros y "condicionar inversiones a establecer encadenamientos productivos con capitales nacionales".

La posibilidad de una banca de desarrollo regional fue una idea trunca de Unasur que frenó el gobierno de Lula y Dilma y el kirchnerismo lo barajó en una de las propuestas de Daniel Scioli en la campaña de 2015 que perdió con Mauricio Macri.