EU

Biden gana terreno e inquieta a la 4T

En Palacio miran la guerra pero también su impacto en las elecciones de noviembre. El fantasma de las sanciones.

El Gobierno mexicano sigue de cerca cuáles serán los efectos de la guerra en Europa en las elecciones de medio termino en Estados Unidos. Hace un mes en Palacio Nacional se daba por descontado que Joe Biden sería derrotado en noviembre y que tras ese revés frente a los republicanos el gobierno demócrata estaría obligado a enfocarse en su frente interno y detener el supuesto injerencismo en México que Andrés Manuel López Obrador denuncia en sus conferencias matutinas.

Ahora el panorama es difuso. Reportes que llegan a Palacio Nacional desde la embajada en Washington y desde la Cancillería señalan que está creciendo el rechazo a Vladimir Putin  en Estados Unidos y que de prolongarse ese ánimo esto será favorable a Biden. Los avatares militares de Rusia en Ucrania podrían desplazar a la inflación, el desastre fronterizo o la vigencia de Donald Trump, que tras respaldar inicialmente la invasión de Putin ahora opta por guardar silencio. 

El debate político en EU también muestra un corrimiento: los republicanos  acusan a la Casa Blanca de no haber sido más dura con Rusia, incluso senadores como Ron Johnson de Wisconsin, que en julio del 2018 organizó un viaje al Kremlin con ocho legisladores de su partido. Gobernaba Trump y la OTAN se había vuelto mala palabra en DC. El pasado jueves la Cámara de Representantes avaló las sanciones económicas contra Moscú y solo hubo ocho votos negativos sobre un total de 435 congresistas. 

A pesar de los cuestionamientos iniciales, Biden gana centralidad con la guerra en el electorado de EU y focaliza sus ataques en Putin, en un plan para llevar el conflicto a un plano personal, como describiera esta semana David Sanger en The New York Times.

Estas novedades no agradan en el círculo de López Obrador, quien por cierto, ya preguntó dos veces en los últimos días si Biden sería capáz de sancionar económicamente a México tal como lo hace con Rusia. La sola inquietud ilustra el estado de situación. El embajador José Ramón De la Fuente prometió una respuesta para los próximos días.

Esa duda resuena también en al ambito contrapuesto. Entre algunos gobernadores del PAN circuló en los últimos días un informe elaborado por la Universidad Drexel de Filadelfia en el cual se evalua el peso de las sanciones económicas contra países desde 1950 hasta la actualidad. El reporte concluye que las sanciones son menos exitosas al momentos de lanzar guerras preventivas, derimir conflictos territoriales o desestabilizar gobiernos concretos. Como contraparte, son exitosas cuando se pretende "proteger los derechos humanos".

En enero y febrero, antes de la guerra, hubo varios contrapuntos entre EU y México por temas ligados a los derechos humanos, fundamentalmente sobre la libertad de expresión en México a partir de las críticas del presidente a la prensa y los imparables asesinatos de periodistas en diversos estados.

Las sanciones de momento son una represalia difícil de concebir por la zona T-MEC. Pero también es una realidad que en su historia México ha sido destinatario de aranceles desde EU y que, además, esta nueva variante del soft power permite ir tras personas y empresas concretas ligadas a la política y el gobierno. Ese vehículo fue perfeccionado por el secretario del Tesoro de Trump, Steve Mnuchin, para terminar de acorralar al régimen de Caracas. Ahora con Rusia se muestra en toda su dimensión. Mnuchin, en tanto, visita México de forma recurrente para buscar capitales para su fondo de inversión.

Estos cálculos, sobre la necesidad de que Biden pierda peso político, explican situaciones irrisorias que se dan en la cotidianidad presidencial. Como el hecho de que la semana pasada en Buenos Aires la Primera Dama Beatríz Gutiérrez Muller, tan identificada con el progresismo regional, haya deslizado en privado que el Gobierno mexicano tendría una una transición más favorable en 2024 si los republicanos desbancaran a Biden de la Casa Blanca. Le faltó muy poco para decir que la relación bilateral estaba mejor con Trump.