Tras el visto bueno del Directorio de FMI, Guzmán pule la letra chica para presentarla en el Congreso
El Directorio del FMI dio este miércoles su visto bueno a los lineamientos que el staff técnico y el ministro Guzmán tienen preacordados por lo que la redacción de la letra chica continúa entre ambos equipos con la intención de llegar a la apertura de las sesiones ordinarias con el Carta de Intención lista para presentar ante el Congreso.
En Economía se muestran satisfechos con esta aprobación informal, paso intermedio al que califican de "necesario". No obstante, no muestran mayor entusiasmo por el contenido. "Dado el perfil de vencimientos que heredamos, estamos consiguiendo lo menos malo", aseguran.
En efecto, si se comparan los compromisos anunciados hasta el momento con los de los demás préstamos vigentes de mediano y largo plazo del Fondo Monetario, en efecto son más laxos que los que el organismo impuso a otros países como Ucrania, Gabón, Kenia o Egipto en materia de ritmo de convergencia al equilibrio fiscal primario, flotación cambiaria o de reformas estructurales en la Carta Orgánica del Banco Central, o el mercado laboral.
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Lo cierto es que esta instancia de aprobación informal era la que daba por descontada Alberto Fernández cuando, tras las elecciones, prometió enviar al Congreso el Plan Plurianaual los primeros días de diciembre -que no era otra cosa que los lineamientos de la Carta de Intención en materia de déficit fiscal, emisión monetaria y exportaciones, más otras políticas centrales del acuerdo. Sin embargo, ese borrador no pasó por el filtro de algunos miembros del Directorio, en particular de Estados Unidos -el único país que individualmente tiene poder de veto sobre cualquier decisión del Fondo-.
Incluso con las tensiones recientes con el gobierno de Biden, en el Fondo priorizaron la minimización de daños y evitar una cesación de pagos de Argentina con complicaciones adicionales con el Club de París y el resto de los organismos multilaterales.
Por eso, en Economía apuntan a que esta instancia es un paso más hacia el cierre del reperfilamiento total de la deuda e insisten en mantener los términos del acuerdo bajo reserva hasta que se termine de pulir el "wording" y el documento esté terminado para llevar al Congreso, donde esperan poder contar con el apoyo mayoritario de la coalición del Frente de Todos y también de buena parte de la oposición.
"Es un equilibrio muy delicado el que busca Guzmán entre lo que pide en Fondo, lo que pide el oficialismo y los planteos de la oposición entre los que muchas veces hay contradicciones. Él sigue enfocado en llevar esta negociación a buen puerto", aseguró una fuente al tanto de las negociaciones.
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De momento, la fecha tentativa para la presentación de la Carta de Intención será el 2 de marzo, es decir, un día después de la Apertura de las Sesiones Ordinarias en la que Alberto Fernández podrá ampliar los detalles de lo acordado con el staff del organismo y adelantar sus proyecciones para 2022 en materia legislativa.
Sin embargo, hasta ahora desde el Ejecutivo no pusieron fecha para la presentación de un nuevo Presupuesto para el año que dé pautas de inflación ni de distribución del gasto ni de fuentes de financiamiento conforme a los compromisos con el FMI. A la vez, dilatan la definición de los subsidios a las tarifas energéticas y de los equipos responsables de implementar los aumentos, el punto más álgido de las políticas acordadas con el FMI.
La indefinición puede ser una aliada con el cronómetro en contra: el 21 de marzo es el próximo vencimiento y para pagar en tiempo y en forma, la única manera es que el Fondo Monetario desembolse los fondos para el repago. Evitar dilaciones adicionales es clave para llegar con el cronograma.
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Al fin y al cabo, después de la aprobación del Congreso, el Directorio del FMI deberá someter a votación el Programa de Facilidades Extendidas nacido de la Carta de Intención y se necesitan otras 48 horas para que se efectivice el primer desembolso.
Es que, incluso si técnicamente desde el 21 de marzo se abre una ventana de seis meses "de gracia" entre el impago y la declaración efectiva de los "protracted arrears" (la última instancia previa al default), la postergación del cierre de las negociaciones no sería inocua: desde la multa con el Club de París por 1800 millones de dólares adicionales, a una disparada de la brecha cambiaria y la inflación que vuelva a foja cero todos los intentos de estabilización macro de los últimos dos años.