Escenarios

Anaya y Barrales, en la trampa de AMLO

El 2018 antes que 2017. ¿A quiénes le hablaron? La imagen política que buscaba López Obrador.

"El 2017 está antes que el 2018". Un lugar común que repitieron hasta el cansancio todos aquellos que no querían dar definiciones sobre sus respectivas estrategias hacia las elecciones presidenciales. Pero este sábado hubo un quiebre, una extraña inversión en la línea del tiempo: las urgencias del futuro pasaron por encima a las necesidades del presente.

Ricardo Anaya y Alejandra Barrales convocaron a una alianza del PAN-PRD para el próximo año, en medio de una campaña que todavía no terminó y que definirá recién en dos semanas la correlación de fuerzas entre oficialismo y oposiciones en cuatro entidades, aunque sin dudas los ojos de todo el país se posan sobre el Estado de México.

Los dirigentes convocaron a la prensa para dar un anuncio sobre el uso indebido de planes sociales en Nayarit, donde sus partidos ya van en coalición y al parecer caminan hacia una victoria sin matices. Una excusa marginal para mostrar lo verdaderamente importante: las señales de que un frente opositor para 2018 todavía es posible.

El mensaje, sin embargo, quedó en un terreno resbaladizo y confuso. ¿A quiénes le hablaban Anaya y Barrales? Queda claro que no fue un mensaje hacia sus votantes, que seguirán preguntándose -como bien hizo la prensa- por qué no se logra un acuerdo en el Estado de México, si efectivamente las alianzas son tan ganadoras como sugirieron. Primera confusión.

Sin notarlo, Barrales y Anaya cayeron en un error elemental: confirmar que Andrés Manuel López Obrador opera como el gran ordenador del tablero político hacia 2018

Los dirigentes abrieron la puerta para que los periodistas pregunten lo evidente. ¿Habrá declinaciones en Edomex? Instalaron así un tema que ya se venía especulando -incluso desde Los Pinos, como había anticipado LPO-. Por supuesto, negaron con palabras lo que sugirieron con sus gestos, como indica el manual básico de la realpolitik. El tema ya se coló en la agenda pública.

"Donde vamos en alianzas ganamos con amplios márgenes, donde vamos por separado es más difícil...", pareció el metamensaje de Anaya, que prepara su lanzamiento apalancado justamente en las victoria de Nayarit, Veracruz y en una esperada alternancia en Coahuila, donde tampoco consiguió un acuerdo con el perredismo.

Anaya imaginaba su destape al día siguiente de levantarle la mano ganadora a Josefina, un escenario cada vez más lejano. Ni al PRD ni al PAN les conviene terminar cuartos en la entidad más populosa. Surge entonces el segundo interrogante: ¿Fue un mensaje para los dos candidatos mexiquenses, acaso un globo de ensayo para ver si alguno acepta una elegante declinación? Por ahora esa opción parece imposible, pero abre una nueva línea discursiva: "Si sumamos los votos de los dos..."

El verdadero interlocutor fue Andrés Manuel López Obrador, que en las últimas semanas le exigió públicamente al PRD una definición en el Edomex porque de otro modo no habrá alianza en 2018. "Con su forma amenazante de pedir un acercamiento sólo busca el efecto contrario", explicó Juan Zepeda en entrevista con La Política Online.

Y vaya que lo logró. La foto de Barrales con Anaya sólo fue posible con el apoyo de Héctor Bautista, hombre fuerte del PRD y padrino político de Zepeda. Su tribu ADN -junto a Mancera y la IDN de Bejarano- son el sostén de la presidenta del Sol Azteca.

¿A quiénes le hablaban Anaya y Barrales? No fue un mensaje hacia sus votantes, que seguirán preguntándose por qué no se logra un acuerdo en el Edomex, si efectivamente las alianzas son tan ganadoras

Es notable el giro de Bautista, que bloqueó una posible alianza con el PAN en Edomex bajo el argumento de la necesidad de reunificar a las izquierdas. Ahora le envía el mensaje contrario a López Obrador, sentando a Barrales junto al joven queretano. "No negociamos bajo amenaza porque tenemos otro posible aliado", pareció ser la respuesta.

Peligroso plan de Bautista, que puso así en riesgo la unidad de su bloque: Bejarano furioso les escribió para oponerse a una alianza con el PAN y forzó a la presidenta del PRD a desdecirse

Pero quizá sin notarlo, Barrales y Anaya cayeron en un error más elemental: confirmar que Andrés Manuel López Obrador opera como el gran ordenador del tablero político hacia 2018. Su estrategia reactiva entrega de esta forma el escenario ideal que AMLO busca para el próximo año: PRI, PAN y PRD son lo mismo, discurso que ensaya desde hace años.

Tanto es así que el líder de Morena podrá aprovechar el terreno fértil de la contradicción más obvia: ¿por qué no hubo alianza en Edomex para sacar al PRI, si ese es el gran objetivo del PAN-PRD? López Obrador podrá explicar -ya lo hizo algunas horas después de publicarse esta columna- que no hubo acuerdo en Estado de México porque sectores de los dos partidos responden a Eruviel. Consolida así la idea fuerza de su campaña: sólo Morena es oposición.

En los próximos meses, AMLO seguirá buscando el vaciamiento de las bases del Sol Azteca con otro argumento simple: las cúpulas perredistas ya no son de izquierda. Y si quieren una prueba, pues vean su alianza con el panismo.

¿Logrará el líder de Morena reagrupar a los distintos jugadores y así polarizar una elección que desde Los Pinos se quiere atomizar? Por lo pronto, el cuarto polo de Mancera recibió un nuevo revés mediático. Un interrogante más: ¿Había un escenario más favorable para AMLO en estas dos últimas semanas de campaña?