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Acorralado, Beyruti ya se fue del país y en GIN Group comienza la pelea por la sucesión

Hay familiares que quieren vender la empresa. Una huida anticipada y planificada. En enero decía que quería comprar un banco y un diario.

 Hace un mes Raúl Beyruti todavía hablaba, socialmente, como si su horizonte fuera límpido. Decía que este año lograría adquirir un banco, comentaba cierto interés en comprar una compañía en Estados Unidos y hasta envió un mensaje a un familiar de Francisco Ealy para sondear una posible compra del diario El Universal, para su división de medios.

Pero en privado sucedían otras cuestiones. De hecho, todo era al revés. En noviembre del año pasado le devolvió a Jorge Nácer su participación en el matutino de negocios El Economista. A menos de dos años de haber ingresado al accionariado se fue del periódico, que en algún momento quiso controlar.  

En noviembre del año pasado le avisó a Pedro Ferríz de Con, uno de los periodistas más críticos de la 4T, que dejaba de financiar su negocio radial. Se encargó de que eso se supiera en Palacio Nacional y trató por diversas vías de sentarse con Andrés Manuel López Obrador. A finales de ese mes Alberto Esquer lo llamó y le dijo que no busque más, que el presidente nunca lo recibiría.

Fue ahí cuando Beyruti, según allegados, comenzó a entender la magnitud del golpe que venía desde la justicia. Una avanzada con orden de aprehensión incluida y que por estas horas lo tiene en las clandestinidad.

El empresario, tan adepto a construir una historia de si mismo como un "self made man", contactó a una agencia de seguridad para organizar una eventual huida en caso de una situación límite. Esa situación llegó esta semana y el empresario ya se fue del país.

Lidero la campaña anti regulación del outsourcing, compró medios y cabildeó pero el final lo encuentra en el pero de los mundos. El escenario además es ingrato: luego de "cultivar" tantas amistades entre editorialistas, jefes de redacción y animadores, por estas horas hay un silencio total. Nadie quiere defenderlo.

La empresa está en un limbo curioso. Beyruti organizó muchas cosas pero no cuadró demasiado qué hacer en su ausencia a nivel corporativo. En su familia hay una división muy fuerte entre quienes incluso plantean la venta urgente del negocio a alguna firma internacional o una reestructura total y operación cicatriz con la 4T,