Gobierno

Gesto a gobernadores: AMLO recorta poder de los superdelegados y solo les deja los programas sociales

Cada Secretaría podrá designar a su delegado en las entidades. Alivio para mandatarios estatales. El plan original.

 El encuentro de la noche del miércoles de Andrés Manuel López Obrador, Olga Sánchez Cordero y Arturo Herrera  con diputados y senadores morenos dejo señales e indicios que dan cuenta de la táctica que ejecutará el Gobierno en el corto plazo. Lo fundamental: el presidente decidió desmontar la figura del superdelegado del Gobierno en las entidades estatales. El mensaje de anoche fue que cada Secretaría del gabinete tendrá la posibilidad designar su representante en los estados. De este modo los superdelegados coordinados por Gabriel García solo quedarán a cargo de censos y de supervisar que lleguen los apoyos a jóvenes y a ancianos.

Como en otros ámbitos de su accionar político, AMLO reitera su estrategia: primero enarbola el mensaje de que "va por todo" y escucha las quejas gobernadores de que no quieren virreyes de Morena en sus territorios. Al tiempo cambia y se podría entender que "cede" en sus pretensiones. Pero verlo así podría ser un error: el presidente termina en el punto intermedio al cual siempre quiso llegar desde el principio. Una modalidad muy similar, por citar un ejemplo muy visible, a la de Donald Trump y sus prácticas de negociación.

La diferencia entre los futuros delegados de la Secretarías y el esquema del sexenio anterior es que estos tendrán menor retribución económica y mucho menos personal. En el modelo original, estos delegados tienen decenas de colaboradores, rango administrativo  de directores generales y la habitual pompa de particulares, choferes y colaboradores para temas más personales que de trabajo en sí. 

La primer señal de que este iba a ser el modelo fue cuando días atrás se confirmó que los superdelegados no iban a tener injerencia en temas de seguridad y que eso seguía siendo responsabilidad de las Secretarías.

AMLO tiene de este modo un gesto muy calculado hacia los gobernadores porque en casi la mitad de los estados los superdelegados tienen nula o pésima relación con el gobernador vigente. Ante el riesgo de problemas de gobernabilidad el tabasqueño ubica a estas figuras en el rol inicial por el cual fueron concebidas: hacer política territorial y operación electoral para el Gobierno que recién comienza.