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Se desata la guerra política por la confirmación de Kavanaugh

Los republicanos confían en que podrán confirmarlo a pesar de la acusación por violencia sexual, los demócratas creen que pueden usarlo para motivar al electorado.

El lunes el panorama se tornaba negro para los republicanos. La respetada psicóloga y profesora Christine Blasey Ford salió a la luz con una acusación concreta contra el juez Brett Kavanaugh, nominado a la Suprema Corte por Donald Trump, quien habría intentado violarla cuando ambos eran adolescentes de preparatoria. El presidente de la Comisión Judicial del Senado Chuck Grassley, encargada de evaluar la nominación de Kavanaugh antes de que pase a votación ante el pleno, citó a la doctora a comparecer en la Cámara Alta el próximo lunes y narrar lo ocurrido hace más de treinta años. Los demócratas tienen la esperanza de que el testimonio de Ford termine por hundir la que ya se perfila como una de las nominaciones a la Corte más impopulares de la historia reciente, sin embargo, ayer la potencial testigo envió una carta a Grassley donde indicó que quería que el FBI investigara el caso antes de que ella se presente a testificar. 

La misiva dice que "una investigación completa por parte de agentes de la ley va a asegurar que los hechos y testigos cruciales en este asunto sean evaluados de manera apartidista, y que el Comité [Judicial del Senado] esté informado por completo antes de conducir cualquier audiencia o tomar cualquier decisión".

Hoy los abogados de la doctora informaron al senador que estaría dispuesta a testificar la próxima semana, siempre y cuando el comité asegurara ciertas condiciones para su seguridad, aunque descartaron que fuera a ocurrir el lunes.

De acuerdo con diversos medios especializados, los demócratas ya planean una campaña masiva "del nivel de una presidencial" para tumbar al siguiente nominado o nominada, si es que la nominación de Kavanaugh a la Suprema Corte se desploma. La intención es poner en el centro del debate lo que un ministro conservador podría significar en términos sociales.

El argumento es que alguien como Kavanaugh, o más conservador, podría acabar con avances progresistas como el derecho al aborto y al matrimonio entre personas del mismo género.

Otro punto importante es la posición que en el pasado Kavanaugh ha tomado respecto a la autoridad del Poder Ejecutivo. En los años 90 el juez formó parte del equipo del investigador independiente Kenneth Starr, quien desentrañó el amorío entre Bill Clinton y Monica Lewinski que terminó con un proceso de desafuero contra el presidente en la Asamblea de Representantes. Sin embargo, años más tarde Kavanaugh argumentó que un presidente en funciones no puede ser enjuiciado ni distraído de sus deberes por una investigación judicial.

Es decir, si la trama del Russiagate deviene en un proceso judicial contra el mandatario que llegue a la Suprema Corte, lo más probable es que Kavanaugh falle en beneficio de Trump.

El plan de los demócratas es desatar a los Obama y a los Clinton en la campaña para motivar a los votantes a conquistar el Senado, una proposición que es complicada, pero no imposible. La lucha por el asiento de la Corte podría ser el empujón que necesitan. Por ahora todo depende de si Ford se presenta a testificar el próximo lunes en la Cámara Alta y ante las cámaras de todo el país, y de si su testimonio es convincente.