Gabinete de AMLO

La salida de Clouthier desata la inquietud entre empresarios: lo ven como un retroceso de Romo

Se suma a los casos de SHCP, CFE y Pemex. Las intrigas en el marco del TLCAN. Otros frentes.

La renuncia de Tatiana Clouthier del gabinete de Andrés Manuel López Obrador está generando preocupación en el ámbito empresario porque se entiende como un retroceso de Alfonso Romo, la figura del futuro gobierno en la que más confía el poder económico. 

Clouthier es vista como la contraparte política del staff de Romo. Así como se espera que el magnate sea garante de la estabilidad macroeconómica, de Clouthier se esperaba que cumpliera un rol similar en temas de política y manejo institucional. Un desafío enorme para el país e imposible de ejecutar desde una banca en San Lázaro.

La salida de Tatiana agudiza los peores temores porque refuerza esa idea que circula en parte del establishment de que Romo tendrá corta supervivencia una vez iniciado el Gobierno. Algo similar a lo que sucediera en el 2000 con Vicente Fox: Romo era uno de los asesores top del presidente electo, lo acompañó toda la transición y a los seis meses se alejó del emergente gobierno del PAN.

La situación de Tatiana se le combina a Romo con otro tema por el cuál debió responder preguntas el viernes en la tarde: el dato de que Jesús Seade habría demorado la resolución del TLCAN en Washington. 

Romo registra por ahora dos asuntos en los cuales los hombres de negocios observan que no ha logrado imponerse: la Secretaría de Hacienda y Crédito Público y la conducción de Pemex y CFE. Para la primera  el magnate impulsaba una figura que otorgara certidumbre absoluta a los mercados como Guillermo Ortíz o Santiago Levy. Finalmente terminó siendo Carlos Urzúa, un académico muy respetado del Colmex pero cuyas ideas  no terminan de sonar realistas para el capital económico. Algo que tampoco compensa Gerardo Esquivel, su segundo, que, por cierto, ya comienza a evidencia cierto nivel de frivolidad. Algunas escenas de la semana pasada en el Foro Banorte fueron muy ilustrativas.

En Pemex y CFE Romo también tenía sus propios candidatos pero esas dependencias claves quedaron para decisión exclusiva de AMLO. En la primera envió a su mejor amigo Octavio Romero y en la segunda a Manuel Bartlett. A ambos con la misión de paliar la corrupción. El managment luce por ahora como un horizonte secundario.