Transición

La presión de gobernadores y la deuda millonaria del PRI, claves en la renuncia de René Juárez

El final del centralismo. Conversación en Los Pinos. Salinas de Gortari en Madrid.

Notable el giro en los destinos del PRI. Durante toda la semana pasada René Juárez dio señales por doquier de que iba a continuar en el cargo por lo menos hasta mediados del año que viene, para completar el mandato legal del período que inició Manlio Fabio Beltrones. El dirigente alistaba una serie de actividades y diversos encuentros. Todo voló por los aires con su salida de la dirigencia de hoy lunes.

Los acontecimientos fueron frenéticos El viernes Juárez compartía fotos de su encuentro ameno con ex titulares del PRI. Desde la debacle electoral, el hombre de Guerrero no había encontrado pronunciamientos en contra de ninguna figura rutilante y era bien recibido como un posible articulador para la regeneración tricolor.

El primer mensaje de inquietud llegó en la tarde del pasado viernes cuando Juárez conoció el calamitoso estado de las cuentas del PRI y sus deudas millonarias con proveedores -se habla de más de 200 millones-. A ese panorama ya sombrío se suma el desplome asegurado de la prerrogativas. Juárez hizo algunas llamadas pero no encontró las respuestas que esperaba. Rubén Moreira lo dejó en visto en el whatsapp

El sábado visitó a Enrique Peña Nieto y conoció la realidad de que los gobernadores no lo aceptaban en la dirigencia por un plazo tan largo como un año, que lo responsabilizaban por el desastre electoral y que debía renunciar la brevedad. De ese modo, Juárez -que había hecho todo el camino para la confirmación final de Los Pinos- se encontró de pronto con el premio consuelo de coordinar una bancada mínima en San Lázaro. El presidente estaba retraído, distante en el trato: el encuentro duró media hora.

Nunca se dirá en voz alta pero la salida de Juárez se explica en lo que le dijeron Alejandro Moreno Cárdenas, Quirino Ordáz y el propio Moreira al presidente. Ninguna figura visible de la derrota puede manejar el partido. 

En el tramo final del gobierno, tras un sexenio de un trato muy duro y marcado por el fuerte centralismo hacia los gobernadores del PRI -idea que se adjudica a Luis Videgaray-, ahora el poder vuelve hacia la periferia. Y esto es clave porque sin dinero de gobernadores no hay forma de cubrir el saldo negativo del sello tricolor.

La salida de Juárez deja en el cargo a Claudia Ruiz Massieu que en enero sufría porque decía que Enrique Ochoa la tenía marginada de la campaña. Giros del destino: por eso mismo ahora termina en la dirigencia. 

La ex canciller no está identificada con la campaña y tiene un padrino dorado en su tío Carlos Salinas de Gortari, que por estas horas le explica en Madrid a importantes hombres de la economía y la política española lo que significa la Presidencia de AMLO. El inventor de la tecnocracia al poder traduce ahora los motivos del ascenso moreno. Una conversación de contenido sin duda imperdible.