Un sector de Morena pide desplazar a Torruco del Gabinete por las críticas de Slim
Un grupo de dirigentes estatales de Morena recomendaron en las últimas horas a los hijos de AMLO expulsar a Miguel Torruco del equipo técnico de la campaña. Torruco está a cargo del plan de Turismo y es consuegro de Carlos Slim quien el pasado lunes se despachó contra el proyecto de suspender el Nuevo Aeropuerto de CDMX.
Según las bases del partido, Slim está totalmente alineado con la campaña de José Antonio Meade por la intervención de Dionisio Meade, padre del candidato y amigo del magnate. Es más: alegan que después del debate del domingo Slim intentará forzar que Meade haga una alianza con Ricardo Anaya.
Y no es una idea descabellada porque en el empresariado se comenta que en los últimos días habría habido un encuentro en el hotel Camino Real de Polanco entre Claudio X. González -que ha comenzado a hablar con entusiasmo de la candidatura de Anaya- y el propio Slim, que tendría su ascendencia en el Gobierno.
La idea de la alianza PRI-PAN también se le habría escuchado al yerno de Slim Arturo Elías Ayub, que sorprende por la cantidad de temas que abarca: emprendedorismo, fútbol, buen vivir y ahora también la política. Notable que una figura de tan alto nivel no conozca lo que se dice en Los Pinos de Anaya. Quien accede a esas conversaciones entiende de inmediato que es un sueño guajiro y que es muy difícil hacer cambiar de idea al presidente.
Pero pese a todas las teorías de conspiración, AMLO avisó que no expulsará a Torruco. De hecho, el tabasqueño valora que el empresario se haya lanzado contra el Gobierno meses atrás en un reportaje en Proceso cuando dijo que la administración actual tiene visos de dictadura.
Cuando ocurren estos episodios AMLO le resta importancia. Al fin y al cabo, si se lo cuestiona a Torruco por lo que hace Slim en público, ¿qué queda para Esteban Moctezuma si se miran las jugadas de Ricardo Salinas Pliego?, ¿ O para Susana Harp si se prestara atención a al ex banquero Alfredo Harp? Medio gabinete quedaría en la cuerda floja. Y esta nueva fase de pragmatismo extremo -acaso la bala de plata de AMLO- no permite semejante distracciones.