Contratos

Shell aprovecha las demoras en construcción de gasoductos y consolida negocios con CFE

A pesar del boom del hidrocarburo en EU, Shell sigue encontrando interés en el negocio de venta a México.

A Royal Dutch Shell le restan tres años de su contrato para suministrar gas natural a la CFE y a pesar de que las condiciones de este mercado han cambiado sustancialmente a lo largo de casi 12 años, para la firma anglo-holandesa, esta transacción sigue siendo un área de gran oportunidad, como recién destacó entre sus inversionistas.

En 2003, Shell ganó esta licitación que emprendió la Comisión Federal de Electricidad. La gran ganadora firmó un contrato por 15 años que arrancó en septiembre de 2006 para el suministro de 500 millones de pies cúbicos diarios de gas mediante la primera planta de gas licuado.

"La decisión de Shell de construir una terminal de gas natural licuado en Altamira, Tamaulipas, es evidencia de nuestra confianza en la fortaleza de la economía de México. La terminal ayudará a sostener el crecimiento económico de la región de Altamira y a atraer nuevos negocios a ese puerto", dijo su directivo en ese entonces.

La percepción no ha cambiado a quince años de saberse ganadores de esa licitación. En su más reciente reporte a la Bolsa londinense, la empresa petrolera destacó en su informe financiero la importancia de este negocio, el cual continuaba siendo de gran interés para ellos.

En opinión del analista Arturo Carranza, esto se debe en gran medida a que aún es muy poca la infraestructura para transportar gas vía terrestre desde Estados Unidos frente a la demanda que tiene nuestro país, por lo que la demanda vía marítima sigue siendo una opción necesaria, a pesar de ser más cara.

Cuando Shell ganó la licitación de gas en México en 2003, las condiciones del mercado de gas natural eran completamente diferentes, pues el gas natural era muy escaso y la construcción de la terminal de gas natural licuado posibilitaba que su costo se redujera, a pesar de traerlo vía marítima.

Ahora, la situación es muy diferente, la producción no solo se incrementó, sino que nuestro vecino del norte se volvió el gran productor de este hidrocarburo -cuando Shell ganó ese contrato, EU estaba en una situación deficitaria-. México por su parte pudo impulsar importantes proyectos para desplegar gasoductos, y el gas licuado perdió fuerza.

A pesar de ello, lo que es claro es que México continuara dependiendo del gas natural y ante la falta de infraestructura, seguirá siendo atractivo y necesario su transportación marítima, de lo que Shell podría seguir disfrutando pues este contrato puede ser renovado, inclusive, vale la pena destacar que no contiene cláusulas de revocación.