Voto 2018

En Morena defienden nueva fase de discurso anti-reformas: dicen que es para no perder voto antisistema

El equilibrio entre la crítica al Gobierno y la promesa de que no habrá persecución judicial.

La reunión del War Room de Morena del pasado miércoles en CDMX arroja algunos elementos que sirven para entender los últimos giros discursivos de AMLO, especialmente aquellos que lo llevan a contradecir a sus principales asesores como Tatiana Clouthier, Alfonso Romo, Yeidckol Polevnsky o Abel Hibert.

El discurso contra las reformas estructurales del actual sexenio, que se inicio con la presentación en Acapulco ante los banqueros, se está endureciendo respecto a la Reforma Energética, la Educativa, el Nuevo Aeropuerto de CDMX y en breve tocaría el turno de la Fiscal.

La reflexión es que este giro es preciso para no perder terreno en el votante antisistémico, que está volcado a la no continuidad de lo actual y que tiene una importante carga de enojo o frustración. Según la lectura, si AMLO no endureciera su discurso contra elementos emblemáticos de la actual administración, correría el riesgo de que el discurso antisistema sea monopolizado por Ricardo Anaya y sus promesas de encarcelar al presidente.

AMLO estaría en la búsqueda de que su discurso sea amplio pero que no por eso le quite aliados estructurales. La crítica a las reformas va acompañada de la promesa de no desatar una persecución judicial contra integrantes del gobierno actual. 

El tabasqueño está bien al tanto de la distancia entre lo discursivo y las oportunidades que la realidad ofrecerá: conoce que los planes antireformistas deberán ser negociados en el Congreso con otros partidos y asume que la interrupción de compromisos contractuales tendrá un correlato judicial. Pero no por eso dejará de usar esos elementos como material para la campaña. Los resultados aparecen a la vista: hace tres semanas que habla contra las reformas y su aprobación sube, como lo reflejó ayer jueves el sondeo de El Financiero.

La preocupación central en el entorno morenista es que estas expresiones no generen presión sobre figuras ya designadas en su futuro gabinete que puedan sentirse incómodas o sea presionadas por sus entornes directos y terminen ajándose en plena campaña.