Convención Bancaria

AMLO desautoriza a sus economistas: "Todos los contratos que no sean beneficiosos irán para atrás"

Expuso así desacuerdos en su equipo. "Si hacen fraude, me voy a La Chingada y a ver quién amarra al tigre", advirtió.

Ante banqueros, Andrés Manuel López Obrador volvió a dejar clara sus posturas más controversiales y, sin endulzamientos ni medias tintas, echó abajo el intento de su equipo por moderar el discurso sobre los temas de más interés para los inversionistas.

En la 81 Convención Bancaria prometió a los asistentes "no afectar a la banca en nada, tengan confianza". Expuso que se requiere de una banca fuerte en el país. "Mi propuesta específica es que se amplié el servicio bancario al país. México tiene cerca de 2,500 municipios y alrededor de mil no tienen servicios bancarios".

Se diferenció del discurso económico de José Antonio Meade al señalar que no sólo van a mantener equilibrios macroeconómicos el estado, sino promover el desarrollo del país a través de una convergencia en la inversión pública y privada y ahí, prometió la autonomía del Banxico. Más adelante también les prometió a los banqueros que no habría ni expropiaciones ni nacionalismos.

"No podríamos desarrollar el país sólo con la inversión pública". Y explicó que si bien durante su Gobierno destinaría hasta un billón de pesos, este sería el capital semilla que detonaría la llegada de recursos privados.

Interesante fue también su postura de que no arrancará el gobierno con reformas legales. "No hace falta, con el actual marco jurídico vamos a desarrollar al país y a lograr que haya bienestar, paz y tranquilidad".

En ese sentido, dijo que "si acaso" vendría una reforma a mediados del sexenio. Específicamente se refirió a modificar el artículo 108 de la Constitución, con lo que se podría juzgar al presidente por delitos de corrupción.

Durante su exposición fue cuestionado sobre su postura ante la reforma energética y el aeropuerto, dos de los proyectos de este Gobierno más criticados por López Obrador. Hace unos días, su asesor económico Alfonso Romo aseguró que el candidato de Morena había dado un giro a su visión y que ésta ya no era negativa. Intentó instalar un mensaje de confianza ante las importantes inversiones que promete la apertura del mercado energético.

Pero ahora AMLO rompió esa línea. Ante los representantes de la banca, habló de que revisaría la reforma energética: "Si los contratos están bien hechos y son benéficos para la nación, adelante", dijo tajante.

Y sobre el Aeropuerto, no dejó abierta ninguna posibilidad de continuar con el proyecto en Texcoco. Prometió mantener los contratos que hasta ahora se han signado, aunque confió en que logrará convencer a los contratistas para mudar la construcción a Santa Lucía.

"Para eso es la política, sin violar el marco legal ni cancelar contratos, y pienso que contaremos con el apoyo de todos", subrayó optimista el ex jefe de Gobierno de la Ciudad, reiterando que de ganar se reuniría de manera inmediata con Peña Nieto.

La seriedad que mostró Obrador al inicio de su discurso se diluyó hacia el final de su participación, en la que logró sacar un par de risas a una audiencia que no lo recibió con el entusiasmo con el que, horas antes, había recibido a Meade. No obstante, se ganó la simpatía cuando aseguró que al Presidente Peña le concedía el beneficio de la duda de que no intervendría en el proceso electoral.

"Si se atreven a hacer un fraude me voy a mi rancho en Palenque y haber quién va a amarrar al tigre -continuó-. El que suelte el tigre que lo amarre, ya no voy a estar reteniendo a la gente. Yo por eso deseo con toda mi alma que las elecciones sean libres". Se refirió así al plantón de Avenida Reforma en 2006, que en sus círculos cercanos afirman que fue la manera que el candidato presidencial tuvo para retener un estallido social más fuerte.