Estrategias

En Los Pinos esperan que Salinas de Gortari negocie con AMLO si Morena gana las elecciones

Quieren que el ex presidente sea el mediador para evitar una persecución judicial. El fantasma Odebrecht.

La entrevista de Andrés Manuel López Obrador en un diario de Tabasco tuvo un efecto inmediato en el entorno presidencial. Las frases de que perdonará a Carlos Salinas de Gortari y a Enrique Peña Nieto, de que mirará hacia adelante y de que no es un hombre que busque venganza terminaron por cristalizar una idea que se viene madurando desde diciembre: de elegir cómo perder, al PRI le conviene más un triunfo de AMLO que de Ricardo Anaya.

Estos dos candidatos, según la percepción de la cúpula, han hecho viaje en direcciones opuestas. Anaya pasó de ser un negociador pragmático y audaz a convertirse en un sectario, alguien con quien no se puede dialogar, que vive hablando de la corrupción del PRI y que encontró su último golpe de efecto montándose en el escándalo que Javier Corral denunció en Chihuahua.

AMLO, en cambio, ahora es visto como ejemplo de practicidad y apertura. De Cuauhtemoc Blanco a la maestra Elba esther Gordillo, de Gabriela Cuevas a Manuel Bartlett, del dogmático PT al ultraderechista PES. Hay espacio para todos. El que se acerca recibe el "indulto" inmediato.

Un giro que coincide con esos sondeos que llegan hasta la oficina de Rodrigo Gallart en Los Pinos donde se dice que en ninguno de los nueve estados en disputa el PRI está en buena posición (en todos tercero o cuarto y en los que estpa segundo es a gran distancia del puntero) y que la candidatura de AMLO ya rebasó ese techo de los 30 puntos. El último sondeo encargado solo para unos pocos habla de 36 puntos.

En medio de estas especulaciones y temores, flota el affaire Odebrecht. Un escándalo por ahora dormido -en México-, pero siempre latente y que tiene su fibra más sensible en la campaña presidencial del 2012. AMLO habla de perdón y de no persecución y en Los Pinos ahora apuntan a que Carlos Salinas de Gortari sea el artífice de una paz que incluya dejar de lado los efectos políticos de la trama Odebrecht y enfocar solo en los funcionarios de Pemex que tuvieron un rol irregular.

Odebrecht es el temor más grande de Peña Nieto una vez que deje el poder. Así él lo ha dado a entender a sus cercanos. Por encima de Ayotzinapa, del caso del Rey de los Dragones en Texas o del tesorero del PRI capturado por Corral.  

Y Salinas de Gortari, quien esperan pueda negociar con AMLO, mantiene su centralidad. En diciembre, cuando le preguntaron en TV a quién votaría dijo que su voto "es secreto". Ni siquiera dijo que por el candidato de su partido. Un gesto de clara distancia pero que podría ser conveniente llegado el caso.

Peña siempre ha escuchado a Salinas de Gortari. A veces no ha seguido sus recomendaciones pero nunca ha dejado de hablar con el ex mandatario. Una costumbre que se inició en diciembre de 2006, en una cena en el departamento de Polanco de Manuel Cadena Morales, funcionario del ex gobernador mexiquense Arturo Montiel. Quienes estuvieron esa noche cuentan que Peña, flamante gobernador, se recluyó en un rincón con Salinas y allí estuvieron casi toda la velada a solas conversando. Fue la primera vez que se conocieron y es una costumbre que no ha cambiado.

Hace dos semanas en una cena en Houston, Salinas de Gortari dijo que el PRI tenía que voltear a la base de la sociedad y olvidar acuerdos cupulares, que en Brasil Dilma Rousseff hizo todos los acuerdos necesarios en pleno proceso de impeachment (partidos, sindicatos, empresarios), pero cuando las encuestas dieron que el 80% de la sociedad la rechazaba, su suerte quedó sellada y la primer economía de la región se precipitó a un abismo institucional. La reflexión: cuando la sociedad gira hacia una dirección no hay acuerdo de círculo rojo que pueda cambiarlo.