Shutdown

El ala radical anti migrante dinamitó la negociación del presupuesto en EU

A horas de que el gobierno de EU caiga en suspensión, cuatro legisladores intentan alcanzar un acuerdo.

En este momento el senador demócrata Dick Durbin, y su colega de partido, el asambleísta Steny Hoyer, están haciendo negociaciones de último minuto con los republicanos, representados en la mesa por el senador John Cornyn, y el asambleísta Kevin McCarthy. La misión es alcanzar un acuerdo que proteja a los dreamers y evadir que el gobierno federal caiga en suspensión por falta de presupuesto. El plazo termina hoy a las 12 de la madrugada.

Hace una semana, el 11 de enero, Donald Trump estaba listo para firmar cualquier acuerdo bipartidista que asegurara el correcto funcionamiento del gobierno federal, resolviera la crisis que pronto enfrentarán los jóvenes indocumentados que a partir de marzo podrían ser deportados, autorizara fondos para el programa de salud infantil CHIP, e incrementara el presupuesto para la seguridad fronteriza. "Tráiganme lo que sea y yo lo firmo", habría dicho el mandatario.

Precisamente fue eso lo que le presentaron un grupo de senadores de ambos partidos el medio día del jueves, encabezados por el senador republicano Lindsey Graham y el demócrata Durbin. No era un plan perfecto, había sido redactado únicamente por seis legisladores, y muchos de los llamados "halcones migratorios" estaban irritados por no tener a nadie en la mesa, pero se trataba de un buen punto de partida. Horas antes el presidente se había mostrado optimista de sumarse al acuerdo, sin embargo, cuando el grupo de legisladores llegó a la Oficina Oval para mostrarle la propuesta, se encontraron con el ala radical republicana del Congreso, encabezada por el senador de Arkansas Tom Cotton, quien con apenas 40 años ha tratado de impulsar una agenda anti inmigrante que se vería anticuada hasta para un hombre de 70.

Para cuando los legisladores entraron a la Oficina Oval, antes de que dijeran una palabra, el presidente ya había decidido rechazarlos. No es ningún secreto que la persona más influyente del mundo es la última con la que habló Donald J. Trump, y ese día, poco antes de la reunión, esa persona era el senador Cotton, quien calificó el acuerdo como "inaceptable".

Hoy se filtró a los medios el memorando interno que los asesores presidenciales redactaron respecto a la propuesta presentada por los legisladores ese jueves. El documento detalla las principales objeciones de Miller y otros analistas de la administración. Recordemos que el jefe de gabinete John Kelly también apoya una posición anti migratoria más severa.

En primer lugar el memo asegura que la propuesta no contribuye a la seguridad fronteriza ya que "provee menos del 10% de los fondos necesarios para construir el muro". Incrementa la "migración ilegal" y garantiza que en el futuro haya nuevas amnistías para los indocumentados: "provee beneficios para ciertos extranjeros ilegales que llegaron a Estados Unidos jóvenes".

El documento también asegura que la propuesta de ley presentada a Trump no sólo da ciudadanía a 3 millones de "dreamers", sino que además "ofrece un camino a la ciudadanía a una población ilegal que es casi cinco veces mayor que los beneficiados por el programa DACA", mismo que protege a 800 mil jóvenes indocumentados.

Por último, condena que la propuesta de ley incrementa la migración en cadena y no acaba con la llamada lotería migratoria.

Fue durante esta reunión que Trump lanzó su hoy infame comentario sobre "los países de mierda", disparando una crisis de relaciones públicas que prácticamente dinamitó las negociaciones parlamentarias.

Hoy, un año después de la toma de posesión, Miller es el último eslabón que queda en la administración de los nacionalistas radicales

"No acaba con la migración en cadena", habría declarado el senador junior de Arkansas. "Apenas y lo retrasa para un grupo muy pequeño de personas, dijo. "Sobre la lotería de la diversidad", continuó el senador, haciendo referencia a un programa que escoge al azar a ciudadanos de ciertas naciones para otorgarles una visa de trabajo, "simplemente toma todas esas visas y las da otras personas sin razón alguna; no termina con la lotería", protestó.

La otra persona que seguramente influenció el pensamiento del mandatario, quien a pesar de su retórica es más flexible de lo que aparenta, es Stephen Miller, el joven asesor senior de Donald Trump. Criado en una familia judía liberal de California, Miller ya era un nacionalista conservador activo desde sus años en la preparatoria, gracias a la influencia del libro Pistolas, Crimen y Libertad, escrito por el CEO de la Asociación Nacional del Rifle. Miller llegó al equipo de Trump durante la campaña, enviado por el hoy Fiscal General Jeff Sessions, quien fue el asesor ideológico no oficial de las posiciones anti migratorias de Trump. Miller fue enviado para continuar el trabajo de su mentor al interior de la campaña.

Hoy, un año después de la toma de posesión, Miller es el último eslabón que queda en la administración de los nacionalistas radicales. El primero en caer -el 18 de agosto- fue Stephen K. Bannon, hoy enemigo jurado de Trump. Días después cayó el peculiar Sebastian Gorka, sobre quien hoy pesa una orden de detención emitida por el gobierno de Hungría, su país de origen. Así quedó el camino libre para que un hombre de 32 años sea una de las voces de mayor peso en la agenda migratoria de Estados Unidos, donde hoy 800 mil jóvenes están en riesgo de ser deportados a países que apenas conocieron y cuyas lenguas no dominan.

Mientras tanto, ambos partidos están intentando pasarse la bolita de la responsabilidad por una suspensión gubernamental que -por lo menos al medio día del viernes-parece inminente.