Voto 2018

El equipo de Meade alista estrategia para que Javier Lozano no descontrole la campaña

Tiene un carácter explosivo y fuerte tendencia a las declaraciones en público.

Dos postales de la cotidianidad del senador Javier Lozano, recientemente sumado como vocero a la campaña de José Antonio Meade. Por un lado su costumbre, confirmado por múltiples colaboradores y ex colaboradores a LPO, de llamar a su equipo directo después de la medianoche por cuestiones laborales y en lo posible al teléfono de línea de sus domicilios, hábito que arrastra desde la Secretaría del Trabajo, en el sexenio calderonista.

La segunda es de diciembre y reúne dos episodios en una misma jornada. A la mañana cuando una colaboradora intentó cambiarle un documento impreso que estaba sobre su escritorio, le habría gritado que no tocara nada, y le habría sumado un gesto de poca educación, esto ante la presencia de por lo menos cinco senadores de su partido. Esa misma tarde cuando un mesero del Senado le tocó el hombro para preguntarle si quería algo del servicio, le habría espetó a los gritos que nunca más volviera a tocarlo.

Un retrato muy evidente de quien ahora funge como nuevo vocero de la campaña de Meade y que alimentan el malestar ante la decisión de incorporar una figura que, tal como dicen en el War Room, terminó en la campaña porque no le dieron la nominación a gobernador de Puebla, que finalmente quedó para la esposa de Rafael Moreno Valle.

Lozano tiene pasión por la comunicación. Le agradan las ruedas de prensa y si esto se combina con algunas ideas y visiones la campaña del PRI podría tener algunos problemas producto de errores no forzados.

La idea inicial que surge en el equipo de Meade es que el senador sea vocero de algunos temas muy puntuales de modo de acotar su margen de acción discursiva. No hay margen para los tropiezos, en una carrera que -al menos por el momento- el PRI corre desde atrás.

Hay que recordar sólo un botón de muestra que dejó Corral en los últimos días, cuando acusó a una candidata por Movimiento Ciudadano a la alcaldía de Caborca, Sonora, Patricia Azcagorta, de bailar desnuda para obtener votos. En rigor, se trataba de una bailarina brasileña.

A las pocas horas, la propio Azcagorta salía en conferencia de prensa para aclarar que ella no tenía nada que ver con ese video, al tiempo que denunció a Corral por actos misóginos.

Corral generó un avalancha de críticas en las redes sociales, antes que nada por no haber checado que no se trataba de una candidata del Frente, sino de una bailarina brasileña a la que le había gustado la pegadiza canción de Movimiento Ciudadano.