Espionaje

Donald Trump se pronunció en contra de una ley que la Casa Blanca apoya

El mandatario criticó una ley que permite espiar a agentes extranjeros. Minutos después se arrepintió.

 Esta mañana Donald J. Trump estableció una audaz postura muy en línea con su base más radical y con el sector libertario del Partido Republicano. El presidente informó que hoy la Asamblea de Representantes votaría una revisión a la Foreign Intelligence Surveillance Act (Ley de Vigilancia a la Inteligencia Extranjera), o FISA, una controversial ley creada en 1977 que permite -entre otras cosas- al presidente de Estados Unidos ordenar el monitoreo de las comunicaciones de ciudadanos extranjeros involucrados en potenciales actividades de espionaje. La votación de hoy giraría alrededor de una enmienda a la ley bajo el nombre de Derechos de EU que limitaría los poderes de espionaje del Ejecutivo.

El presidente dejó claro su posicionamiento al respecto desde su cuenta de Twitter:

"La Asamblea vota hoy [sobre] la controversial LEY FISA. ¿Esta es la ley que quizá fue usada, con la ayuda del desacreditado y falso Dossier, para monitorear mal y abusivamente a la Campaña Trump por la anterior administración y otros?".

El mandatario, a todas luces, estaba criticando la ley y haciendo un pronunciamiento claro a favor de la enmienda que limitaría sus alcances. El problema es que unas horas antes la Casa Blanca emitió un comunicado con el postura oficial de la administración Trump

En su forma actual, la ley permite a las entidades de inteligencia norteamericanas monitorear las comunicaciones de ciudadanos de Estados Unidos, siempre y cuando lo apruebe un juez de una de las cortes especiales creadas para tal efecto. Además, cuando un ciudadano norteamericano aparece, por ejemplo, en una conversación con un extranjero que esté bajo monitoreo de la inteligencia de Estados Unidos, la ley ordena que su identidad debe ser protegida. Aquí es donde entra el llamado proceso de desenmascaramiento. Si un funcionario de la administración quiere saber quién es el ciudadano debe hacer una solicitud formal para que su identidad sea revelada.

A finales de 2016 Susan Rice, la asesora de seguridad nacional de Obama, solicitó que se revelara la identidad de ciertos miembros del equipo de transición de Trump que estaban teniendo contacto con el embajador ruso Sergey Kislyak. A ese episodio se estaba refiriendo hoy el presidente.

El mandatario, a todas luces, estaba criticando la ley y haciendo un pronunciamiento claro a favor de la enmienda que limitaría sus alcances. El problema es que unas horas antes la Casa Blanca emitió un comunicado con el postura oficial de la administración Trump:

"La administración se opone firmemente a la enmienda USA Rights para la ley FISA [...], misma que la Asamblea va a considerar mañana. Esta enmienda restablecería los muros entre la inteligencia y la procuración de justicia que nuestro país derribó tras los ataques del 11 de septiembre buscando incrementar el intercambio de información y mejorar nuestra seguridad nacional".

Es decir, el presidente se posicionó en contra de su propio posicionamiento.

Para sorpresa de nadie, una hora después Trump lanzó un segundo tuit, probablemente tras recibir un alud de llamadas de su gabinete de seguridad y legisladores de su propio partido explicándole lo acababa de hacer.

Dicho lo anterior, yo personalmente he dirigido el arreglo al proceso de desenmascaramiento desde asumí el cargo y el voto de hoy es sobre la vigilancia extranjera a chicos malos extranjeros en territorio extranjero. ¡Lo necesitamos! ¡Pónganse abusados!

De acuerdo con la reportera Erica Werner, Paul Ryan fue quien tuvo que alinear a Trump con la postura oficial de su propia administración.

Al final la enmienda propuesta no pasó y la ley quedó con la enmienda aprobada después del 11 de septiembre de 2001 y que otorga amplias facultades de espionaje al gobierno.