Finanzas Públicas

Moody's alerta que el proceso electoral complicará metas fiscales del Gobierno

A la calificadora le preocupa que el entorno electoral prolongue la volatilidad y disminuya capacidad de pago de deuda.

Contrario a las circunstancias adversas que enfrentaron las finanzas públicas del país hace un año, para la calificadora Moody's, la preocupación este 2018 sobre el desempeño crediticio de México ya no gira tanto entorno a los elementos externos como en los internos. La contienda electoral prende alarmas en el ámbito financiero.

Hace un año, los ojos estaban puestos sobre las decisiones que tomaría Donald Trump, al frente de la presidencia de Estados Unidos. Con el tiempo algunas dudas fueron despejados y otros temores fueron amortiguados. Si bien, el mercado aún vibra con temor ante el resultado final que tendrán las negociaciones del TLCAN, esto ya no es la mayor preocupación como una elección polarizada.

En su análisis sobre la situación de América Latina y el Caribe, la calificadora advierte para México que un "intenso calendario electoral" va a generar que la volatilidad que ha permeado en los mercados continúe, lo que impactará al tipo de cambio, aunque sin dar una estimación.

En ese escenario, las posibilidades para lograr las metas fiscales que debe cumplir José Antonio González Anaya, al frente de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) se complican: "Es probable que un calendario de elecciones intenso este año frene los intentos de consolidación fiscal", dijo la calificadora en su análisis.

Sobre todo, los analistas enfatizaron en que la capacidad de pago de la deuda disminuya. Esa, una de las mayores promesas de este Gobierno y de las autoridades fiscales. En sus últimas estimaciones al respecto, dijeron que la deuda pública disminuiría de 48.7 por ciento del PIB que reportó en 2016, a 46.7 por ciento en 2017 y que en 2018 podría presentar una reducción adicional en su trayectoria para ubicarse en 46.1 por ciento del PIB.

En el último reporte de finanzas públicas, Luis Madrazo, titular de la Unidad de Planeación Económica de esta dependencia afirmó que "si bien el tipo de cambio influye en el nivel de deuda pública, "sí vemos ya una trayectoria decreciente, esperábamos que apenas en 2018 pudiéramos empezar a disminuir la deuda, pero un año antes de nuestra meta estamos empezando a bajar la deuda con solidez y robustez ante cualquier choque exógeno".

Luis Madrazo,  titular de la Unidad de Planeación Económica de Hacienda.

En ese escenario, la expectativa es que 2017 cerrará con un superávit primario equivalente al 1.3 por ciento del PIB, que incluye los recursos del Remanente de Operación de Banco de México (ROBM), mientras que para este 2018 lo que se espera es que los números positivos sean del 0.8 por ciento del PIB.

Las elecciones no es el único punto que pone nervioso a los inversionistas: la lenta respuesta del país ante la reforma fiscal en Estados Unidos incrementa la incertidumbre. No obstante la falta de contrapropuesta por las autoridades hacendarias del país, la apuesta al momento ha sido el de tranquilizar al mercado con la promesa de finanzas firmes.

"La deuda pública tiene solidez y una estructura que ha permitido, y seguirá permitiendo, junto con los ajustes en el gasto, mejorar la posición financiera, a pesar del alza en la tasa de interés en EU y la reforma fiscal", aseguran desde Hacienda.

Pero Moody's no se muestra tan positivo: "Es probable que un calendario de elecciones intenso este año frene los intentos de consolidación fiscal. (...) En México esperamos que la capacidad de pago de la deuda disminuya", apuntó en su estudio

Además, no quitan importancia al devenir del tratado comercial, sobre la cual no hay una resolución, por lo que ve un aumento en las probabilidades de que Estados Unidos se retire.

"En tal escenario, podríamos esperar que la participación de México en las exportaciones de bienes a los Estados Unidos disminuya gradualmente desde el nivel actual del 24% del PIB. Sin embargo, el impacto más inmediato de la retirada de los EE. UU. probablemente se sentiría a través de una menor inversión y demanda interna, y probablemente llevaría a un peso mexicano más débil", señaló.