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Mejía Madrid: "Televisa y la Marina rompieron su pacto frente a las cámaras"

"El caso de la niña surgió de una idea de la emergencia como espectáculo que terminó siendo letal", señaló el escritor.

Dice el lugar común que las malas noticias son siempre buenas noticias para la prensa. Esto pudo corroborarse con la aparición del mito de una presunta niña atrapa entre los escombros del Colegio Enrique Rébsamen, donde los medios alimentaron el rumor de "Frida Sofía" para dinamitarlo rápidamente. En medio, las autoridades federales quedaron en entredicho.

Pero no sólo las televisoras participaron del mito. El Universal, por ejemplo, identificó ayer a "Frida Sofía" con la "esperanza" o el "corazón" de los trabajos de rescate, y hoy amaneció llamando a la historia el "cuento de un fantasma" y apuntando sus baterías contra la Marina.

"El caso de la supuesta niña surgió de una idea de la emergencia como espectáculo, es decir, pensando en el rating, lo cual terminó siendo letal", sentenció el escritor Fabrizio Mejía Madrid en entrevista exclusiva para La Política Online.

"Vimos cómo tanto Televisa como la Marina se deslindaban públicamente del otro -continuó el también ex asambleísta de la Constituyente-. Un fenómeno raro, porque en el pasado, donde tampoco han tenido mucho éxito, nunca pudimos presenciar esta especie de pacto roto frente a las cámaras entre las autoridades federales y las televisoras. Pienso en los casos de Florence Cassez, en Atenco, incluso hasta produjeron una serie [El Equipo] donde la Policía Federal prestó instalaciones y personal para las grabaciones".

En el caso de la foto donde pudo verse al productor de Televisa, Pedro Torres, en las inmediaciones de la escuela de Tlalpan y portando un chaleco de la Policía Federal, Mejía Madrid se limitó a asegurar que "están levantando la imagen de la tragedia con cosas conmovedoras, a su estilo, francamente no es nada nuevo". Esto por un lado. Por el otro, pareciera que a la Marina le urge restituir su imagen "luego de que hace un mes ejecutó a los ocupantes de una vivienda en Tláhuac".

A la pregunta sobre si los medios tradicionales se lanzaron a transmitir el reality de la tragedia antes que hacer periodismo, el cronista coincidió en que Televisa y las demás televisoras "no saben ni quieren aprender que muchos actos o hechos de la dignidad y de la solidaridad no son televisables, por eso andan tras ese tipo de historias".

Vimos cómo tanto Televisa como la Marina se deslindaban públicamente del otro -continuó el también ex asambleísta de la Constituyente-. Un fenómeno raro, porque en el pasado, donde tampoco han tenido mucho éxito, nunca pudimos presenciar esta especie de pacto roto frente a las cámaras entre las autoridades federales y las televisoras.

"Para mí, la imagen, la gran imagen de los trabajos de rescate es la mano cerrada, los puños al aire. Esa, en realidad, es la imagen de esta tragedia. Pues la simbología de la sociedad civil es ésta: cualquier esfuerzo anónimo es indispensable. Lo que quisieron hacer con lo de la niña es olvidar que los nombres se usan para emergencias, para identificar a alguien. Pero nuestra sociedad está harta de los protagonismos, es decir, de los nombres", expresó.

Sobre esa mirada hacia los niños indefensos en México (los Niños Héroes, el niño del temblor del 85), el autor de Nación TV recordó las palabras de la periodista Laura Castellanos: "¿Por qué la víctima más conocida del sismo no pude ser una señora de una colonia popular o de un origen distinto al de los niños de una escuela privada?", cuestionó, ironizando sobre la decepción que ha despertado entre las audiencias que quien se encuentra atrapada entre los escombros no es una niña, sino una trabajadora de intendencia.

"En México, ante esos habitantes del inframundo -por llamarlos de alguna manera- nosotros ofrendamos nuestro sacrificio ante la ofrenda involuntaria que ellos nos hicieron al morir. Así lo vemos. Por ello esa voluntad de llegar hasta el último día en busca de alguien o de algo, porque estamos vivos, somos sobrevivientes. Mira, me acabo de enterar incluso que en la Condesa rescataron hasta unos peces en su pecera", indicó.

Por último, el novelista aseguró que esta casi fascinación por las personas indefensas sí ejerce una enorme seducción entre los mexicanos, pues "estamos ante alguien que ni la debe ni la teme, y que supera sus propias expectativas". "De ahí esa seducción", concluyó.