Sismo

Tras sismo, Gobernadores del norte están inquietos ante recorte a sus presupuestos para 2018

Necesitan invertir en infraestructura para compensar incertidumbre del TLCAN.

 La tragedia que azota a la CDMX desde el terremoto del pasado martes comienza a evidenciar la diferencia que existe entre las regiones del país. Mientras en el centro y sur se dedican con intensidad a labores de rescate y a planificar la recuperación de la infraestructura, en el norte los gobernadores están preocupados porque temen que la Federación direccione recursos para paliar los efectos del temblor y de ese modo se complique su situación presupuestal para 2018.

La priista de Sonora Claudia Pavlovich especula con lograr 4000 millones de pesos más que en 2017, en Nuevo León el independiente Jaime Rodríguez lograría una partida de 1500 millones solo para gastos de infraestructura y en Tamaulipas el panista Francisco Cabeza de Vaca espera un plus de 2500 millones. Todos panoramas que ahora están en duda.

José Antonio Meade ya avisó que habrá ajustes dado que ahora se requieren fondos para las zonas de desastre. Esto pone a la defensiva a los gobernadores norteños que reclamaran el menor recorte posible.

Tienen dos argumentos. Por un lado que sus estados son los que más aportan a las arcas de la Federación y que con lo que ya han aportado debería bastar para las tareas de reconstrucción en Puebla, CDMX y Morelos. Aceptan discutir sus presupuestos pero quieren que antes de eso se calcule que recursos de dichas entidades pueden redireccionarse para la reconstrucción.

Por otro lado advierten que la ley del Fondo de Desastres Naturales establece que si no fuera posible cubrir la reconstrucción con los recursos estimados, se puede recurrir a Pemex. El problema es que la paraestatal recién comienza a tener las cuentas medianamente saneadas. Alterar ese rumbo iría contra la ortodoxia gubernamental en materia económica.

Los gobernadores requieren presupuestos fuertes para mejorar sus economías ya que en el norte es donde más se resiente la incertidumbre que ha generado Trump al iniciar la renegociación del TLCAN. Por ejemplo el sector de la construcción se ve fuertemente deprimido. Ocurre que el nivel económico de esta región sigue siendo bueno por su fuerza industrial.