TLCAN

Guajardo cierra primer día de negociación y defiende posición sobre salarios

Cita a solas con Freeland y Lighthizer. El silencio de Trump.

Ildefonso Guajardo concluyó su primer día de negociaciones del TLCAN en Washington en una cumbre con los casi cien empresarios mexicanos que lo acompañaron a las tratativas. El funcionario tuvo un día agitado: arrancó con el acto de apertura de negociaciones, luego se encontró con las delegaciones sectoriales de México y finalmente participó de una reunión privada con Robert Lighthizer y Chrystia Freeland, canciller de Canadá.

El equipo de Guajardo entiende que la postura dura de Lighthizer en la mañana -con declaraciones acaso demasiado duras para el inicio de este tan esperado proceso- en gran parte está favorecida por la fase en la que la negociación se encuentra: a lo largo del día los tres países han dicho lo que desean de estas pláticas. 

No ha llegado todavía el momento de poner argumentos a prueba. En ese punto se esperan las grandes fricciones que posiblemente comiencen a suceder en la primera mitad de septiembre, cuando la negociación viaje a México.

Para el Secretario de Economía hay una cuestión elemental de la primera jornada: que Donald Trump ha guardado silencio. Acosado por una tragedia doméstica vinculada a racismo en el estado de Virginia, el presidente se preservó de realizar mensajes explosivos sobre el TLCAN. Desde el equipo de Lighthizer comentan que no hubo contacto desde la Casa Blanca a lo largo del día miércoles. Las urgencias son otras.

En el encuentro con Lighthizer, Guajardo y Freeland se empeñaron en la idea de un piso parejo para los tres países pero además ambos habrían sido contundentes en un aspecto: que el discurso de la renegociación no puede tener ganadores ni tampoco perdedores. 

No se puede asumir a las rondas como competiciones porque eso elevará la temperatura política en los tres países. El embajador que llegó por primera vez a la Casa Blanca con Ronald Reagan concedió en este aspecto.

Freeland y Guajardo tienen dinámicas de personalidad opuestas. La primera es viváz, hábil comunicadora y contundente para declarar y hablar sin rodeos.  "Si por mi fuera no cambiaría nada, dejaría todo tal cual, ningún sector importante de la economía ha reclamado por un cambio", le habría dicho a Lighthizer en la cita trilateral.

Guajardo en cambio es más reservado, con una voz monocorde y que pareciera calcular cada palabra que dice. En el mismo encuentro le tocó decir que para México la cuestión salarial no está dentro de la esfera de discusión. Guajardo alega que el gobierno mexicano puede discutir condiciones laborales, pero el nivel de sueldos y de piso salarial no estará dentro de la conversación.