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Acorralado, Rigoberto ya saca cuentas para impedir su destitución

Se necesitan 44 votos en la Asamblea. Morena tiene 20 y necesita tres para bloquear el proceso. El frente judicial.

"Se puso la soga al cuello", repetían la tarde del lunes algunos diputados morenos que no sabían cómo plantear una defensa en favor de Rigoberto Salgado. La comparecencia no salió como esperaban y ahora Morena podría sufrir el golpe político con la remoción de un delegado de sus filas.

Iván Texta fue el encargado de anunciar que iniciaría los trámites de un proceso que, a todo vapor, podría culminar en menos de dos meses. Se descuenta la aprobación en la Comisión Jurisdiccional -la primera parada del camino-, pues Morena nunca las integró con sus diputados.

Con la calculadora en la mano, las aritméticas empiezan sobre los posibles votos en el pleno. El artículo 108 del Estatuto de Gobierno de la Ciudad de México dice que la remoción se hará efectiva "por el voto de las dos terceras partes de los miembros integrantes de la Legislatura".

Aunque los diputados suelen jugar con el concepto de mayoría absoluta, aquí el estatuto es claro: son los dos tercios de los integrantes de la Asamblea, no de los legisladores presentes el día de esa sesión. Quiere decir que hay un número fijo que se requerirá para destituir a Salgado: 44 votos.

Los equipos de Salgado saben entonces que necesitarán 23 apoyos, es decir un tercio más un voto, para frenar la embestida. La pelea será palmo a palmo.

Repasemos: Morena tiene una bancada de 20 integrantes. Y en los últimos meses -después de la declinación en Edomex- el PT se volvió un aliado. Pero esa bancada tiene sólo un legislador: José Alberto Benavides. A Salgado le siguen faltando dos apoyos.

Del otro lado las cosas no están más sencillas. PRD (17), PAN (10), PRI (8), Verde (3) y Nueva Alianza (1) suman 39 votos. Están a cinco del número mágico.

¿En dónde están esos votos que definirían la remoción o permanencia? En los tres diputados de Movimiento Ciudadano, los dos de Encuentro Social y Luciano Huanosta del Partido Humanista.

"Rigoberto tiene una cosa a favor: cada ausente en esa sesión lo favorece. No será un apoyo explícito, pero le resta un voto. Eso puede negociar con los que estén indecisos", explicó una fuente morena a La Política Online.

Y concluyó: "Pero también tiene un problema: el riesgo que algunos morenos le suelten la mano. Al parecer el expediente es muy contundente. ¿Alguien pondría la manos en el fuego a menos de un año de las elecciones?".