Voto 2018

Peña Nieto avisa que hacia 2018 le interesan más las gubernaturas que el candidato presidencial

Comentarios y reflexiones en Los Pinos antes del viaje al G-20. El Senado y la Corte, las otras claves.

 La elección del 2o18 es una elección de cambio, no de continuidad. Es la sentencia que por estos días domina el microclima de Los Pinos. Esta idea cada vez más aceptada de que es inviable que el PRI retenga el poder es el trasfondo de los últimos comentarios de Enrique Peña Nieto, esos que deslizó antes de volar a Europa y que dicen que no está obsesionado con designar al candidato presidencial. Atribuye esa percepción a los medios y hasta habría comentado que si la elección de un candidato de modo horizontal fortalece al Partido, él no se opondrá.

Por el contrario, Peña Nieto está enfocado en las 9 gobernaturas en juego, en el Senado que se renueva de modo integral y en el recambio en la Suprema Corte que llegará a fines del año que viene. Esos son los frente de batalla que entusiasman al mandatario. Cree que en esos ámbitos está el futuro y la supervivencia del Partido. 

Este entendimiento viene a confirmar de modo definitivo la línea que divide al PRI entre aquellos que ya dan por confirmada la derrota el año que viene de aquellos que se entusiasman con una renovación ideológica y política que hagan al Partido competitivo.  El marketing versus la construcción política. Esta es la distancia hoy por hoy entre el grupo que gobierno y aquellos que están en rebelión como Ivonne Ortega o, de modo más sutil, Manlio Fabio Beltrones.

El segundo grupo sigue confiando en el voto duro del PRI pero Peña, que supervisó la elección en Edomex entendió que la idea de voto dura ya no puede considerarse. El presidente sabe lo que costó esa elección (algunos entornistas aportan el número de 17 mmdp) y cree que sin una alianza amplia no será posible derrotar a Morena. El relanzamiento del Pacto por México pero ya no en clave arquitectónica, sino en clave agonal, para ganar la elección. Una idea que desagrada a los priistas clásicos que no se ven cerca ni del PAN ni del PRD.

Peña quiere asegurar para el PRI por lo menos 5 de los 9 distritos en juego y que el Partido sea la segunda fuerza en el Senado (no la tercera). En este último ámbito está la clave para incidir en los dos relevos que habrá en la Corte.

El presidente entiende que en varios estados va a ser posible poner en acción su idea de frente amplio, una megacoalición contra Morena con candidatos del PRI. No cree que el esquema de Edomex (de apoyarse solo en armado propio) vaya a funcionar en otras entidades fundamentalmente porque no están los recursos, algo que precisó el gobernador de Campeche Alejandro Moreno en su última incursión a Los Pinos.

Lo que sí traspola Peña a otras entidades es el cambio de eje planteado en Edomex. A un discurso sobre corrupción que esboza Morena se le debe anteponer un discurso sobre el populismo y la economía. Los exit polls que llegaron a Los Pinos desde Edomex dicen que los votantes de último minuto lo hicieron por Alfredo Del Mazo. El asesor Rodrigo Gallart le dijo a Peña que eso se debe a que la gente sigue viendo en Morena un peligro para la economía y que ese miedo es más grande que el de la corrupción.

Esto es repetido con insistencia por el presidente. Algo que tal vez explique por qué Andrés Manuel López Obrador da por sentado que José Antonio Meade será el candidato.