Trump regresó

Tras el G7, Trump regresó a Estados Unidos y retomó sus ataques contra los medios

La Casa Blanca empeñada en afirmar que la gira por Medio Oriente y Europa fue un éxito.

 Después de una gira de nueve días que lo llevo de una recepción en Arabia Saudita digna de un emperador -o pasha otomano- a Israel y la conflictiva región del Banco Oeste; de ahí a visitar al papa en el Vaticano, donde la cara larga del usualmente alegre pontífice le dio la vuelta al mundo; luego siguió Bruselas y un histórico discurso ante sus aliados militares de la OTAN, donde regañó a los mandatarios presentes por no pagar sus deudas y se le vio empujando al primer ministro de Montenegro; y por último Sicilia y la reunión de las naciones del G7, donde el magnate presidente fue el único que se negó a ratificar el Acuerdo de París, en que 196 naciones se comprometieron a reducir sus emisiones y buscar luchar contra el cambio climático.

El equipo de la Casa Blanca ha asegurado que se trató de un viaje histórico y un éxito absoluto. Si bien es cierto que para los estándares de esta administración no hubo traspiés graves, la breve gira del presidente difícilmente podría ser considerada en éxito bajo los estándares de cualquier otro presidente.

 Ayer, el presidente francés Emmanuel Macron declaró en una entrevista con el diario Journal du Dimanche que la intensidad del apretón "no fue inocente", sino planeada 

De hecho, en un ciclo de noticias de la era pretrumpiana, el empujón al primer ministro de Montegero hubiese ocupado ocho columnas en los diarios; ni qué decir del episodio de Trump cobrando a sus aliados en una solemne conmemoración del 11 de septiembre; o qué tal el episodio con el presidente francés Emmanuel Macron, donde el magnate intentó su truco favorito de "liderazgo": zarandear a su interlocutor durante el apretón de manos, pero se topó con un joven Macron dispuesto a destruirle el brazo y hacer que el norteamericano cediera primero.

Ayer, el joven presidente francés declaró en una entrevista con el diario Journal du Dimanche que la intensidad del apretón "no fue inocente", sino planeada. Macron comparó el estilo de Trump y sus celebres saludos de "macho alfa" con el de Putin o el líder turco Erdogan, y aseguró que su intención era mostrarle al norteamericano que, aunque no cree en la diplomacia del abuso, "en mis diálogos bilaterales no dejo que nada pase". 

A su regresó Trump se encuentra con una Casa Blanca aún más sumida en el escándalo que la que dejó hace diez días. Los alegatos no han desaparecido, y las fake news media, como Trump llama de cariño al mainstream mediático, antes que olvidar el tema han metido quinta velocidad. Mientras tanto el Senado está demostrando mayor interés en la investigación y el FBI no se queda atrás, vigilando muy de cerca a uno de los hombres más cercanos del presidente, su yerno y asesor Jared Kushner, cuyos vínculos con el Kremlin y un banquero ruso suenan cada vez más sospechosos.

Los últimos rumores que han salido de la administración, a la que los periodistas llaman cariñosamente la administración coladera, por la cantidad increíble de filtraciones, indican que el presidente ya contrató a un equipo de abogados permanente para lidiar con la investigación del affair Rusia.

¡Las fake news media trabajan duro para denigrar y humillar mi uso de las redes sociales porque no quieren que Estados Unidos escuche la historia real!

Poco antes del viaje corrió un trascendido en los medios de que el equipo más cercano al presidente había llevado a cabo una intervención ­-como las que se practican a los adictos- para que le bajara al uso de Twitter. Al parecer funcionó, por lo menos durante la gira. La cuenta del presidente no espetó insultos a sus pares extranjeros ni a legisladores o a medios "injustos". El gustó les duró poco.

Trump atacó a los medios por publicar supuestas filtraciones falsas, inventadas, según él, por los mismos medios. Dijo que cuando las notas incluyen la frase "fuentes dicen" sin mencionar nombres, "es muy posible que esas fuentes no existen y son creadas por los escritores de noticias falsas".

Poco después se quejó de la poca atención que los medios le habían dado al triunfo del candidato republicano a la Asamblea de Representantes por un distrito de Montana; el mismo que un día antes de la elección golpeó a un reportero de The Guardian.

Luego, en una serie de tuits, habló de las filtraciones de inteligencia británica que salieron del Gobierno norteamericano sobre el ataque terrorista en Mánchester; reafirmó la muerte del Obamacare; celebró sobre su plan de recortar impuestos, y dijo que Corea del Norte había faltado al respeto a China con unas pruebas de misiles.

Para cerrar el fin de semana, Trump volvió a atacar a los medios, esta vez por reportar su uso desmedido de Twitter: "¡Las fake news media trabajan duro para denigrar y humillar mi uso de las redes sociales porque no quieren que Estados Unidos escuche la historia real!". 

El presidente, quedó claro, está de regreso.