Voto 2017

Moreira se juega a retener Coahuila para arrebatarle a Peña Nieto el control del PRI

Refuerza la campaña de Riquelme y juega con la derrota de Del Mazo en Edomex.

 La frase retumbó en el war room del abanderado Miguel Riquelme para la gobernatura de Coahuila: "si ganamos el estado para el PRI y Peña y Videgaray pierden Edomex al candidato a presidente del 2018 lo ponemos nosotros". Habría sido solo un pasaje de una larga arenga que tuvo lugar en el comando tricolor, en una pelea que se perfila voto a voto contra el PAN y que tendrá en mayo su epicentro.

El gobernador Rubén Moreira, cerebro electoral y operador todo terreno, está al tanto de que Riquelme está abajo en las encuestas. Por eso el PRI jugará en mayo sus cartas más fuertes y así como Guillemo Anaya atacará por el flanco de la corrupción feudal, Riquelme golpeará fuerte en los supuestos vínculos del abanderado panista con grupos criminales.

Es un estrategia que tiene tres carriles: atacar a Anaya, potenciar el sistema de contención social y el voto duro del PRI mediante prebendas y regalos y el giro final: impulsar por diversos motivos al abanderado de Morena Armando Guardiana para que este crezca algunos puntos y le dispute el electorado antisistema al PAN.

La obsesión de Moreira tiene un eje central: asume que si su clan político retiene Coahuila y desde Los Pinos pierden Edomex, él estará en libertad para, primero arrebatarle el partido al grupo Atlacomulco y luego digitar la candidatura presidencial del 2018. Este mensaje ya circula entre algunos gobernadores del partido y priistas de la vieja guardia muy disgustados con los manejos de Enrique Peña Nieto.

Moreira es un convencido de que el PRI hoy por hoy no tiene chances para la preidencial solo porque los candidatos que se manejan son del entorno de Peña. Asume que si se otorga protagonismo a otros grupos se puede generar un perfil taquillero, renovado y que tenga posibilidades de, por lo menos, retener el porcentaje histórico del partido en la próxima presidencial.

Pragmático, el gobernador norteño cree que está todo dado para un triunfo de Morena pero, como suele explicar, hay una gran diferencia entre perder dignamente y perder por escándalo, que es lo que entiende que ocurriría si el presidente intenta definir al candidato.