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El Bancomer insiste en su defensa del gasolinazo: dice que el descontento social "ya existía"

La entidad iguala su discurso al del Gobierno y dice que sin el aumento se caerían programas sociales.

El Bancomer insiste en su respaldo al gasolinazo. LA entidad española cuyo titular Luis Robles es cercano a Luis Videgaray avanza en una saga de comunicados en la cuál se detallan las supuestas ventajas de la medida que ha desatado la inestabilidad social a lo largo de todo el país.

"Los recientes aumentos en los precios máximos de las gasolinas han generado un entendible malestar en la sociedad. Creo, además, que los aumentos fueron un detonante de un enojo que ya existía", señala el economista jefe Carlos Serrano. 

"Durante los últimos años los precios de las gasolinas en México habían estado subsidiados. En la actual coyuntura este subsidio iba a ser todavía mayor ya que los costos de las gasolinas han aumentado considerablemente debido a dos factores: i) la depreciación del peso (hay que recordar que cerca de la mitad de las gasolinas que se consumen en México son importadas), y ii) el aumento en los precios internacionales del petróleo", expresa el documento.

"Alguien tiene que pagar los costos de la gasolina. Hay dos opciones: o lo pagan los consumidores o lo pagan los contribuyentes. Es mucho más eficiente y justo que los costos los paguen en su totalidad los consumidores. En primer lugar, porque es preferible desde una perspectiva de distribución del ingreso. Los subsidios a las gasolinas constituían un subsidio generalizado y todos los subsidios generalizados son regresivos, es decir, benefician a los que más tienen", agrega.

En un fragmento sumamente alineado con el discurso del Gobierno el Bancomer sostiene: "Hay que preguntarnos si de verdad queremos una política que resulte en que las personas más ricas llenen los tanques de sus camionetas y sus coches importados con gasolina subsidiada. Tan solo entre 2007 y 2014 los subsidios a los precios de la gasolina y el diesel ascendieron a 1 billón, 141 mil millones de pesos (6.8% del PIB). Sólo en 2008, el subsidio de cerca de 300,000 millones de pesos representó tres veces todo el programa Prospera. Siempre es mejor no tener un subsidio generalizado, cobrar los bienes de acuerdo con su costo, y, si se quiere ayudar a grupos más vulnerables, otorgar subsidios focalizados, por ejemplo: subsidiando el transporte público. El subsidio resulta injusto con los más pobres y con las generaciones futuras (ya que inevitablemente resulta en deterioros a las finanzas públicas)".