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Trump analiza lanzar una cadena de noticias para competir con Fox News

.Creadores de medios ultraconservadores asesoran al magnate, que se vengaría así del mainstream mediático.

Mientras soporta como puede el embate de la catarata de mujeres  que irrumpieron en los medios en los últimos días, acusándolo de abuso sexual, Donald Trump analiza su próxima jugada si es que como todo indica, pierde la presidencia de los Estados Unidos.

En una fuga hacia adelante típica de su personalidad, el magnate analiza profundizar su radicalización política junto a un ensayo de venganza hacia el mainstream mediático, al que hace responsable de su debacle electoral.

Trump planea lanzar una cadena de noticias que deje a la derechista Fox News en el lugar de palomas sensibleras, en una consecuencia lógica de lo que ha sido su reacción ante las acusaciones: Se trata de una conspiración internacional que incluye a los Clinton, al New York Times, al mexicano Carlos Slim, y básicamente a todo el mainstream media, como le gusta llamarlos.

Trump avanza en una alianza con la ultra derechista alt right, una asociación que incluye a supremacistas blancos declarados y que tomó a Trump metamorfoseado en Pepe la Rana como su nuevo símbolo.

Esta claro que a estas alturas Trump no está buscando ganar las elecciones, sino complacer a su núcleo de votantes. Mientras un candidato normal estaría intentando expandir su mensaje a aquellos sectores que aún no conquista (en el caso de Trump, las minorías y los indecisos), Donald se ha vuelto más radical e inflamatorio.

En días recientes, Trump pidió a sus seguidores que no permitan un fraude electoral el 8 de noviembre. Mientras su compañero de fórmula Mike Pence insiste en que respetarán el resultado de las elecciones, el magnate construye una teoría de la conspiración, y sin decirlo en tantas palabras ha enviado a sus seguidores a monitorear las casillas en las ciudades, lo que muchos han interpretado como una amenaza para los votantes negros en las urbes.

No es casualidad. Trump ha sido cobijado por uno de los grupos más extremos en Estados Unidos: la alt right, o derecha alternativa. Desde hace unos ocho años los adherentes a la alt right han tomado el internet como punta de lanza para su agenda racista y anti migratoria. Si bien Trump nunca los ha apoyado abiertamente, tampoco los ha condenado y en ocasiones retuitea los mensajes de este grupo. De hecho, los foros y comunidades en internet del candidato son manejados por miembros de este movimiento, quienes adoptaron el meme de Pepe la rana como su símbolo.

Trump junto a Pepé la rana, nuevo símbolo de los supremacistas blancos

La gente detrás de este movimiento son supremacistas blancos declarados, como Richard Spencer, fundador del think tank National Policy Institute (NPI) y creador del concepto de la derecha alternativa. Spencer es parte de una nueva generación de supremacistas blancos, herederos de movimientos como el KKK, pero que intentan llevar el racismo al escenario público. Su método es sencillo, abandonaron los términos más controversiales de sus discursos y textos, se vistieron de respetabilidad académica, e insistieron en no odiar ni tener nada en contra de los judíos, negros o latinos. La misión del NPI es “la herencia, identidad y futuro de la gente de ascendencia europea en los Estados Unidos y alrededor del mundo”. El prestigioso Southern Poverty Law Center identifica al NPI como un grupo de odio.

Este grupo extremista ha encontrado un hogar en el portal de noticias de ultraderecha Breitbart News, dirigido por el CEO de la campaña de Trump, Stephen Bannon. El otro gurú mediático de Trump es Roger Ailes, quien durante 20 años fue uno de los personajes más poderosos e influyentes del mundo gracias a su posición como director de Fox News, la cadena de noticias de la derecha en Estados Unidos. Ailes estuvo detrás de momentos históricos como el apoyo a la guerra en Irak en 2003, y el crecimiento del Tea Party en 2009.

Stephen Bannon, CEO de la campaña Trump y operador de Breitbart News

A los pocos días de que Obama ganara la elección de 2008 surgieron unas fotografías de Mitt Romney cargando gasolina cerca de su casa. El candidato republicano volvía rápidamente a ser un un hijo de vecino cualquiera, ya sin la protección del Servicio Secreto. Resulta imposible imaginar que Donald Trump planee abandonar los reflectores más brillantes que ha tenido en su vida. Tal vez los aprovechará para echar andar un nuevo movimiento conservador, más radical y subversivo que el añejo Partido Republicano y su disfraz cristiano.

Para algunos analistas y comentaristas resulta evidente. Cuestionar la validez del proceso electoral, acusar a la mayoría de los medios de comunicación -desde el New York Times hasta Saturday Night Live- de conspirar en su contra, señalar al sistema partidista como podrido, todo parece ir en una dirección: Trump y su dream team mediático van a lanzar un canal de noticias dirigido a la clase obrera blanca y apoyado por la derecha alternativa que, aunque no es numerosa, es muy vocal y escandalosa. Quién sabe qué más planee hacer con su canasta de deplorables, como los llamó Hillary, lo que es seguro es que la ridícula elección de 2016 no es lo último que veremos de Donald Trump.