“Estimular el talento y un mejor Estado de Derecho son claves para que México atraiga más inversiones”
Si bien conduce una de las entidades bancarias de mayor crecimiento en los últimos años, Lorenzo Barrera no ha perdido cierta aura de emprendedor. El modo de hablar sobre la firma que inició hace treinta años, las aspiraciones, los desafíos, la búsqueda de ofrecer algo distinto lo ubican entre aquellos empresarios que integran la cultura entrepreneur.
Las palabras “disrupción”, “irreverencia” e “innovación” son expresiones comunes en el discurso del titular de Banco Base, firma regia que se encuentra en pleno proceso de expansión nacional.
Entrevistado por La Política Online, Barrera describe sus próximos pasos, reflexiona sobre sus inicios y asegura que el país debe mejorar en lo referido a la retención del talento.
¿Cómo fue su comienzo como emprendedor del negocio que hoy en día es Banco Base?
Siempre tuve el sueño de tener un negocio propio. Mi padre fue dentista, pero al mismo tiempo un emprendedor: tenía su consultorio, invertía en bienes raíces, trabajaba mucho. A veces no lo veíamos entre semana. Me dio la posibilidad de estudiar en Estados Unidos y desde ese entonces pensé que yo podía tener un negocio.
Siempre estuve muy atento sobre qué oportunidad de negocio podía aprender. Empecé a trabajar en un banco y cuando entendí la forma en la cual yo podía ofrecer un trato diferente a los clientes y a un precio justo -cosa que no existía en la banca, estatal en ese entonces-, decidí emprender mi propio proyecto.
Se podría decir que esa primera experiencia corporativa fue valiosa.
Totalmente. En el banco aprendí a hacer las cosas bien pero también supe que se podían hacer mejor. Cuando el banco es estatizado el servicio se vuelve mediocre y entonces resolví salirme para ofrecer algo mejor y desarrollé mi propia casa de cambio empresarial, que fue como inició la empresa.
¿Y cómo fue el cambio de trabajar en un banco a ser un emprendedor?
Fue un momento interesante. Al principio, pensé que iba a comenzar a operar con los clientes muy rápido pero pasaron tres semanas y nada. Me decía a mí mismo: “¿Qué pasa?”.
Conocía el mercado, conocía el servicio, sabía cómo ofrecerlo entonces me sinceré con un cliente y le pregunte cuál era mi problema. Y él me dijo que era una cuestión de confianza: cuando estaba en el banco había una institución que respaldaba las operaciones. Fuera del banco, yo estaba en una oficina de cinco por cinco con dos teléfonos. Entonces, ¿quién me respaldaba?
Acudí a mi padre para pedirle 100 mil dólares y yo tenía otros 100 mil ahorrados. Entonces les pude decir a mis clientes que ya no corrían más riesgos, que el riesgo era mío porque yo respaldaba las operaciones de antemano. Nadie me decía que no, porque nadie paga por adelantado ni antes ni ahora.
El Banco tiene el foco en los empresarios pyme, ¿cómo lo ve al pequeño y mediano empresario mexicano?
Tiene condiciones muy interesantes. Hay un dicho que dice: “empresa pobre, empresario rico”. Muchos empresarios mexicanos están acostumbrado a no pagar impuestos, a no reinvertir utilidades y eso no es sano para una empresa. Se le complica acceder al crédito y por tanto hacer crecer el negocio
Si el empresario tuviera la mentalidad inversa y el foco fuera reinvertir en su negocio serían todos grandes empresarios. Entonces nosotros tenemos que tener casi una misión de evangelizar a los empresarios pyme, que estos entiendan el beneficio de reinvertir sus utilidades en su negocio y tengan buen acceso al crédito.
Carlos Slim suele decir que México debe mejorar en temas de productividad y desarrollo de los recursos humanos. ¿Lo comparte?
Estoy de acuerdo. Es uno de los temas. El otro sería el estado de derecho. Mucha inversión no llega a México por falta de seguridad jurídica. Tú aquí vas con un juez, le compras el caso y listo. También por eso nos odia tanto Donald Trump. Aquí perdió un juicio con un competidor que compró el caso.
La otra cuestión es la educación. Tenemos gente muy creativa, hay gente muy brillante y que generalmente termina en el exterior. Eso sucede porque no tenemos educación. Y además nuestro esquema es muy injusto en lo referido a financiar al talento que merece una oportunidad.
¿Cual parece ser la tendencia en el sector de la banca para continuar creciendo?
El cliente tiene que tener un valor agregado. Hay grandes bancos con miles de sucursales pero nosotros sólo tenemos 15 oficinas en todo el país. Eso nos permite ser ágiles, tenemos el tamaño adecuado para serlo, para no entorpecer los nuevos servicios que queremos colocar en el mercado.
¿Cómo se magina a Banco Base en dos años?
Tenemos varios retos pero el mayor es crecer en la parte de captación y colocación de crédito. Actualmente tenemos 3,000 millones de pesos colocados y quisiéramos llegar a 12,000. El otro desafío es crecer en diferentes partes del país con la tecnología a nuestro favor. Hoy por hoy tenemos cuentas digitales para empresas con buenas características y vamos a desarrollar algo similar para personas físicas.
¿Qué más resta por hacer en materia de tecnología en el sector de la banca?
Hay muchísimo más por hacer. Especialmente en lo referido a tecnologías tipo bitcoin. Es muy difícil que el cliente te diga lo que quiere. Tienes que buscarlo tú, buscar gente creativa, innovadora, irreverente. Es lo que hemos hecho con nuestro equipo de innovación que creamos hace dos años.
Todo esto está en pañales y es preciso estar actualizado, nosotros estamos invitando gente de menos de 30 años a nuestro consejo, queremos que nos sorprendan, que nos den una sacudida en materia de tecnología porque aparece algo nuevo cada día.
En toda su trayectoria empresarial en Banco Base, ¿se arrepiente de alguna decisión?
No que me arrepienta pero si quizás hubiera dado algunos pasos antes de tiempo, ser un poco más agresivos. No me arrepiento pero quizás hubiera adelantado un año o dos algunos pasos estratégicos como el paso de casa de bolsa a banco. Pero bueno, aquí estamos después de 30 años que no es algo que todos puedan presumir.