El PRI perdió todas las gubernaturas grandes y entró en crisis para la pelea presidencial
Fue una noche para el olvido. Incluso los priistas que apostaban en contra de su propio caballo -como Osorio Chong, que quería ver derrotado a Manlio Fabio- jamás imaginaron una golpiza de esta magnitud. El PRI, partido de gobierno y conocedor de estas batallas, fue sometido por la sólida actuación del PAN y su alianza con el PRD.
Sufrió derrotas inesperadas. Chihuahua y Durango, por ejemplo. Allí parecían tener victorias cantadas, y finalmente salieron perdedores. Lo mismo en Aguascalientes. Pero quizá los golpes más duros hayan sido en los territorios importantes, en esos que definen una elección presidencial.
Beltrones hizo todo lo posible por imponer un candidato que se diferencie de Javier Duarte. Sin embargo, Héctor Yunes pagó el precio de una mala gestión. En el tercer padrón más importante de México, el PRI hizo un papel testimonial. La pelea por estas horas sigue palmo a palmo entre Morena y el PAN-PRD que se proclamó ganador por cinco puntos con Miguel Angel Yunes Linares.
El sueño de reconquistar Puebla ya había quedado trunco desde hace varias semanas. En los últimos días, la aspiración de Blanca Alcalá era apenas la de achicar la derrota a menos de cinco puntos para poder iniciar una batalla legal que impugne los comicios.
El PRI tuvo entonces victorias menores. Consiguió, por un lado, bloquear el acceso de Morena a su primera gubernatura en Zacatecas. Allí se impuso con Alejandro Tello. En Sinaloa, Quirino Ordaz ganó con comodidad. Lo propio hizo Alejandro Murat en Oaxaca y Omar Fayad en Hidalgo.
Pero nadie podrá negar el sabor a poco que reina en un partido de poder, como el PRI. Manlio Fabio Beltrones deberá asumir que sus chances de pelear la candidatura presidencial quedaron totalmente sepultadas. Una pregunta ronda por los pasillos del oficialismo: ¿Alguien salió ganador en la interna presidencial, después de un resultado tan apabullante para el PRI?